Francisco Chávez
El Diario
A raíz de la iniciativa impulsada por la diputada del PRI Adriana Fuentes, de instalar bebederos en todas las escuelas, maestros de nivel básico coincidieron que lo primero es elevar la calidad del agua que consumen los alumnos en los planteles.
Estudiantes de nivel básico tienen que tomar el agua que en muchas ocasiones sabe a tierra o presenta un colorante café, denunciaron los propios alumnos de la Escuela Primaria Escritores Chihuahuenses, que se ubica en Parajes de Oriente. “A veces sale muy sucia el agua, sale como cafecita. Ahorita sí está saliendo limpia, en la tarde es cuando sale café (el agua)”, dijo Leslie Pérez, alumna del 5º A, del mencionado centro educativo.
Diana Valenzuela, maestra del sexto grado de la primaria en la que unos 230 estudiantes toman sus clases, asegura que no sólo se debe tomar en cuenta la idea de instalar bebederos, sino ver las necesidades de cada alumno. “Creo que también falta acondicionarlos (los bebederos), no alcanzan los niños chiquitos y tienen que brincar”, refirió.
En ese plantel, ubicado en la prolongación Santiago Blancas, casi cruce con Talamás Camandari, se contabilizaron unas 12 llaves para más de dos centenas de estudiantes.
La diputada federal del PRI, Adriana Fuentes, lanzó una iniciativa para garantizar el abasto de agua gratuita y de calidad en escuelas públicas y privadas, que ayudaría a evitar que niños y jóvenes consuman bebidas azucaradas dañinas para la salud.
La propuesta se presentó ante el Pleno de la Cámara de Diputados, como una iniciativa que reforma la Ley General de Infraestructura Física y Educativa, por la que se busca establecer bebederos de agua en los centros de enseñanza.
Fuentes Téllez consideró que los problemas de sobrepeso y obesidad se han acentuado en México, lo que afecta el desempeño escolar y laboral y, por consiguiente, al desarrollo económico.
En un recorrido de El Diario por escuelas de nivel básico, se pudo observar que en los bebederos se nota el sedimento de tierra sobre la base, además, por el desgaste se ven vestigios de pintura que ya se descarapelado de la pila de cemento. “Sabe a tierra”, dice Kevin Mora, alumno del 3º B, quien se salpica la cara con el agua al tomar del bebedero de su escuela, al suroriente de la ciudad.
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