Carlos Hernández
El Diario
Los restos de Jorge López Morales, quien murió el sábado pasado a causa de las quemaduras que le causó la explosión en Blueberry, fueron velados en su casa, por familiares y amigos, en medio de silencios y lágrimas.
El féretro permaneció cerrado, estuvo rodeado por decenas de personas en la sala del inmueble, ubicado en la colonia Electricistas.
Hoy a la 1 de la tarde será enterrado en el panteón Recinto de la Oración. Afuera del velorio, bajo el cielo gris, a punto de que cayeran las primeras gotas de lluvia, Lorenzo López, hijo de Jorge, lo recordó como una persona soñadora y orgullosa de sus hijos y de su trabajo, donde –afirmó– murió contento.
“Yo estoy muy orgulloso de él, siempre quiso lo mejor para nosotros, todo lo hizo por nosotros; a donde quiera que nos llevaba nos presumía”, recordó Lorenzo con la voz entrecortada y con los ojos llorosos.
El cuerpo fue recibido por la familia apenas la noche del martes, luego de que las autoridades aceleraron el proceso de entrega.
El cuerpo estaba irreconocible y la familia dudó en principio de que se tratara de Jorge López Morales, de 43 años. Por ese gesto se mostró agradecido el joven de cabellos rizados.
Sin embargo, pidió que se hagan “un poquito más responsables” porque no tomaron las medidas necesarias para evitar ese tipo de accidentes. Lo único que queda es que se resuelvan las investigaciones, dijo.
“Tus hijos te amamos”, decía con letras blancas en las ventanas del vehículo que estaba en la entrada de su hogar; el recuerdo seguirá presente para sus allegados.
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