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Escuelas más viejas de la ciudad pierden batalla contra las lluvias

Francisco Chávez
El Diario

2013-09-22

Hace más de un siglo se levantaron a base de adobe y paja. Ahora, las primeras escuelas erigidas en Ciudad Juárez –que en algún momento incluso fueron resguardo de personajes históricos de la patria–, enfrentan un gran deterioro que invade cada uno de sus rincones.
Unas aún siguen de pie y otras, de plano, no aguantaron más el abandono que persiste en su estructura, sepultando con esto décadas de historia y recuerdos de generaciones fronterizas que aquí terminaron sus estudios básicos.
Las aulas húmedas y resquebrajadas, así como los pasillos de primarias como la Jesús Urueta, Centro Escolar Revolución, Benito Juárez, Miguel Hidalgo y Fray Toribio de Benavente, por mencionar algunas, aún albergan a estudiantes.
En algunos casos en estos centros escolares recibieron educación tres generaciones: hijos, padres y abuelos.
Por su infraestructura histórica característica de principios del siglo XX, varios de estos planteles son considerados patrimonio cultural, pero por la falta de mantenimiento pareciera lo contrario.
El derrumbe de la Fray Toribio Benavente, a consecuencia de las recientes lluvias que azotaron por varios días la ciudad, mostró la condición de riesgo de la estructura.
La simple fachada de estos espacios nos dice que no fueron construidos en este siglo. Las ventanas reforzadas con marcos de madera, paredes de un metro de ancho y el piso construido con cientos de pequeñas tablas que aún rechinan con el caminar de los alumnos son el más claro ejemplo.
Pero el paso del tiempo ha cobrado factura: muchas de ellas ya presentan hundimientos en los pasillos, fugas de agua que no son atendidas y que poco a poco humedecen las paredes de adobe con casi 15 metros de altura.
Las generaciones han pasado y los daños siguen siendo los mismos, o peor aún, irreparables.
“Yo me gradué de esta escuela y es lo mismo. Tengo a tres hijos aquí y desde siempre ha estado así (deteriorada).
“Van y vienen los gobiernos pero no arreglan nada, ya nos habían dicho que arreglarían este salón de actos”, dijo Sergio Calderón, un padre de familia que después de graduar de la generación 1984-1990 de la primaria Benito Juárez, en la colonia Bellavista, ahora carga la mochila de su hija a la que inscribió en ese mismo centro educativo.
Cuenta, incluso, que sus hermanos mayores también ocuparon un espacio en ese plantel, que desde 1924 ha visto pasar a miles de estudiantes de esta comunidad.
A pesar de reconocer el valor simbólico de las escuelas más antiguas de la ciudad el Sector Educativo no ha dispuesto un programa especial de atención a estos espacios, que ya cuentan con cientos de años de historia y entre sus paredes resguardan documentos invaluables que pocos conocen.
Para el subsecretario de Educación Cultura y Deporte en la Zona Norte, Ramón Mario López López, estos edificios conservan un valor simbólico que debe ser atendido cuanto antes, ya sea a través de programas culturales o aportaciones extraordinarias de organismos federales. 
“Creo que debemos ser sensibles ante eso, hay una relación en términos históricos y del acervo cultural que tiene la propia ciudad.
“Son escuelas muy viejas y es difícil mantenerlas. Lo que se puede hacer es un plan de mantenimiento activo en una coordinación con autoridades educativas, Municipio y la sociedad”, recalcó el funcionario.
Pero, quienes conocerán mejor los orígenes de las escuelas que los propios maestros, que han dejado décadas de trabajo bajo las cuatros paredes de un salón.
Con tristeza, aseguran, han visto caer las aulas en las que han dedicado hasta 30 años de servicio. Bajo la indolencia de administraciones que llegan y se van. No así sus escuelas; esas aún siguen de pie y funcionando como al principio.
Todas, se ubican en la antigua zona Centro de la ciudad, entre cadenas oxidadas y puertas de lamina gruesa que emiten un sonido estruendoso al abrirlas.
Por increíble que parezca, algunos alumnos sin siquiera saberlo, toman sus clases en pequeños bancos que datan de la década de los 40, cuando la mayoría de los planteles mencionados comenzaron a funcionar como tal.
Cuentan que gracias al apoyo de padres de familia es como se ha podido mantener a estos centros educativos. Sin embargo, en muchas ocasiones lo único que se logra es darle una pintada a las bardas de las escuelas para que luzcan perdurables, aunque por dentro se estén cayendo.

Primaria Miguel Hidalgo
• En la colonia Chaveña, opera desde 1947. Algunos dicen que sus inicios fueron dentro de una vecindad, a unas cuantas cuadras de su actual ubicación.
Ese espacio ubicado entre las calles la 5 de Febrero y José Maria Uranga, fue un tiradero de basura.
Con el paso del tiempo y la falta de cuidado en su infraestructura las repercusiones han sido irreparables. Los salones de clases parecen contenedores de agua de lluvias; el nivel alcanza una pulgada de alto.
Tras el paso del reciente temporal, decenas de estudiantes de quinto grado tuvieron que desalojar el salón debido al peligro que representa el desplome de los techos de madera.
Fisuras en las paredes y la humedad en cada uno de los rincones aumentan el peligro de que paulatinamente la estructura se venga abajo.
Adelaida Reyes Flores, maestra del sexto grado y con 23 años de servicio en ese lugar, asegura que aún está pendiente el apoyo que el Gobierno federal pactó el año pasado para la remodelación del plantel.
“Los salones son los más deteriorados”, apuntó la docente.
El apoyo referido por el Instituto Nacional de la Infraestructura Física Educativa, sólo se limita a la colocación del papel en el techo, pero los barrotes de madera que fueron colocados hace más de 60 años siguen siendo el pilar de la escuela.
Por cada uno de los sótanos de la primaria Miguel Hidalgo y Costilla abunda la basura, y la penumbra crea un ambiente tenebroso, son túneles en los que nadie se anima a meterse.
Primaria Fray Toribio Benavente
• El miércoles 11 de septiembre del 2013 colapsó, junto con ella 66 años de historia educativa.
“Fue construida por el Ayuntamiento de 1947-1949, presidido por el presidente Carlos Villarreal; el gobernador del estado era Fernando Foglio Miramontes y el presidente de la República Miguel Alemán”, especifica la placa principal del plantel ubicado en la colonia Partido Romero.
Entre pedazos de madera, concreto y adobe remojado, aún se distinguen las cartulinas de colores y los juegos escolares que los niños utilizaban.
“Ahora no se dónde van a continuar. Yo estudié aquí y ya casi tengo 40 años. Todo ese tiempo hemos vivido en este lugar y recuerdo que ya estaba la escuela”, dijo lamentándose una madre de familia, que acudió junto con su hijo a verificar lo que les habían comentado: que la Fray Toribio Benavente ya no existe más.
Con 29 años de servicio en ese plantel, Alejandro Barajas asegura que a pesar de los esfuerzos que se hagan, será difícil recobrar esa historia. “Yo creo que fue descuido de las autoridades, por no dar mantenimiento a la escuelas que están olvidadas”, argumentó.
Hasta el momento, aún se desconoce si la antigua primaria Fray Toribio Benavente se volverá a levantar. Pero lo cierto, es que los padres de familia se niegan a dejarla.
Primaria Jesús Urueta
•Está ubicada atrás del Monumento a Benito Juárez. El edificio data de 1907, cuando se construyó como un hospital de la época previa a la Revolución.
Tiene 296 alumnos distribuidos en 13 salones, la mayoría con pisos de madera. Del tradicional color café que la caracterizó, ahora el desgaste la hace ver en un tono gris.
Se dice que por esos pasillos caminó el general Francisco Villa.
Las escaleras principales del edificio están construidas con mármol negro y a más de un siglo, permanece en buenas condiciones.
En uno de los sótanos de la primaria Jesús Urueta, considerada patrimonio cultural de la ciudad, hay un museo estructurado por los maestros.
Entre las reliquias se cuentan libros de texto del año 1968 y expedientes de antiguas generaciones de estudiantes.
Además, resalta un pequeño trofeo de cobre que data de 1957, del VIII campeonato estatal de basquetbol. Y la edición de un periódico de 1969, el cual fue rescatado de entre las ruinas.
Maria Socorro Trevizo, tiene 22 años de servicio en ese plantel, fue la encargada de realizar una investigación sobre los orígenes de la primaria.
Hace cuatro años el edificio fue impermeabilizado como parte de un programa del Gobierno Federal.
“Nuestra escuela fue fundada en 1907 con el nombre de Escuela #29 para niñas, donde se impartían las materias de corte y confección y artes. En el año 1947 la directora Otilia Rombach, le puso el nombre de Jesús Urueta #2
Escuela Benito Juárez
• “El 21 de marzo de 1924 en la calle Cobre #512, esquina con Mariano Samaniego, la escuela Benito Juárez inició su primer ciclo escolar, bajo la dirección de la maestra Julia Mendoza.
“Cuatro años después, el 16 de septiembre de 1928, el presidente municipal Agustín Gallo, colocó la primera piedra de este edificio educativo. El 6 de octubre de 1933 el presidente municipal Jesús Quevedo, hizo al entrega oficial a la comunidad del barrio “El Retiro”, hoy colonia Bellavista”.
Esa es la descripción que se aprecia en la entrada principal de esta escuela ubicada actualmente en el cruce de las calles Ignacio Mejía y Oro.
Ahí, cerca de 400 alumnos toman clases en 16 grupos. La mayoría se los salones están construidos de block y cemento.
En el segundo piso del salón de actos aún se ven los estragos de años de remojo en la madera, en al cual ya prevalece un tono verde y oxidado por los clavos.
Las paredes también se encuentran desquebrajadas y la pintura comienza a caer. Con sólo entrar se percibe la humedad.
“La parte más dañada es el salón de actos, el techo ya está descubierto y en esa parte hay goteras”, dio a conocer la actual directora del plantel.
En ese mismo espacio existe una alcantarilla que se encuentra sellada.
Desde hace años Arturo Martínez, un padre de familia, acude a limpiar la placa principal del centro escolar sobre la calle Oro.
Cada 21 de marzo, en el marco del aniversario de la escuela, el busto a Benito Juárez es limpiado y se hacen honores. Se le llevan coronas y autoridades municipales realizan el acto simbólico.
Centro Escolar Revolución
• El Centro Escolar Revolución, erigido en el antiguo barrio de La Chaveña en marzo de 1937 y terminada en el año de 1939, fue inaugurada en ese entonces por el presidente de México Lázaro Cárdenas; se ubica entre las calle Rafael Velarde y Joaquín Castellanos Terrazas.
Existe la versión de que antes de ser escuela fue un panteón.
Esta escuela es considerada patrimonio de la nación. En la entrada, las cuatro columnas principales y las escaleras construidas con mármol, dejan ver el estilo arquitectónico característico de la época, bajo el mando del entonces gobernante Alfonso Talamantes.
Cuentan que el mármol fue traído de la Ciudad de México en los años 30, cuando se construía el Palacio de Bellas Artes.
En la sala de actos lucen por su colorido los vitrales recién restaurados de personajes como Francisco I. Madero, Benito Juárez, y Miguel Hidalgo.
Sin embargo, las lluvias y la falta de mantenimiento de la estructura han generado que los salones de clases se encuentren dañados, y los pasillos comiencen a hundirse, con el peligro de generar un accidente.
La Biblioteca principal es la que más tiene afectaciones por las goteras. Además, con el paso de los años sólo 18 salones son ocupados por 385 alumnos.
En total son 40 aulas que en un inicio fueron repletas de estudiantes y maestros, pero que ahora se caracterizan por un candado y una cadena oxidada que rodean la chapa.
Manuel Flores López, director el plantel, asegura que en las aulas aún existen bancas de madera desde 1939 y que son usadas por los alumnos.

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