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Libros de autoayuda: ¿fraude o receta fácil a la felicidad?

Óscar Iván Lucio Alvillar
El Diario

2013-09-21

¿Se siente angustiado?, ¿no encuentra trabajo?, ¿la vida no le sonríe?, ¿no halla la felicidad? Sin duda, en el recorrido por la vida, las personas buscan la clave para ser felices, pero de unos años a la fecha las recetas fáciles para las necesidades inmediatas son las que tienen más demanda a través de los libros conocidos como de “superación personal” o “autoayuda”.
Los encargados de tres librerías locales (Sanborns, Kiosco del Libro, Atenas), informan que de cada diez personas que llegan a comprar un libro, seis se llevan de esos contenidos.
Cristina, vendedora en una librería, dice que “me imagino que les dejan algo, necesitan ayuda y son libros fáciles de leer y dentro de lo bueno es que pueden ser el trampolín para que lean algo mejor”.
Para el psicólogo Iván Villafaña, la lectura de estos textos es una tendencia mundial, aunque no se puede generalizar. Comenta que es más fácil leer a Carlos Cuauhtémoc Sánchez o a César Lozano que a Nietzsche o Carlos Marx.
A veces, agrega, se dice de manera desacertada que leer es “bueno” pero “se nos olvida que hay que saber diferenciar el tipo de lectura, no sabemos distinguir entre lectura que nos deje aprendizaje o reflexión. En las obras de superación personal cuando las personas las leen suelen pasar por un periodo de entusiasmo y te hacen sentir bien emocionalmente”.
¿Por qué tienen más éxito estos libros que obras clásicas de literatura? El párroco de Catedral, Eduardo Hayen, responde que “porque las personas tienen hambre de encontrar recetas fáciles para resolver sus problemas y ser felices”.
El sacerdote expresa que mientras que una obra literaria es más densa de leer y exige reflexión, los libros de superación personal responden a una necesidad inmediata “para alcanzar la paz y la felicidad que todos buscamos, especialmente en tiempos en que la angustia domina a gran parte de nuestras sociedades’’.
Para otro psicólogo, Pablo Corral, más que enseñar a las personas a ser útiles, estos libros están hechos para vender y están escritos con palabras que el lector quiere escuchar y no realmente para ayudarlos.
Más que la propia reflexión y aprendizaje en estas obras, está la mercadotecnia que utilizan en ellos, dice.
Entre los textos más vendidos en las librerías mencionadas, se encuentran: Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva, de Stephen Covey; Choca esos cinco, de Ken Blanchard y Sheldon Bowles; El efecto felicidad, de Tomás Melendo, y otros más de autores como Deepak Chopra, Paulo Coelho y César Lozano.

Frases como “Tu verdadero yo es aquello que realmente eres, no lo que hicieron de ti” (Paulo Coelho, Verónika decide morir), o “Nunca será la gente exactamente como tú quieres; hoy no permitas que tu dolor e incertidumbre nublen tu razón” (Dr. César Lozano, Frase matona con dosis de ubicatex), circulan en las redes sociales y se popularizan como contenidos para la superación personal.
Roberto, empleado de una librería, expone que “yo no leo este tipo de libros, pero todos necesitamos un apoyo emocional, la vida siempre ha sido difícil, sentirte reconfortado te lleva a hacer la vida más placentera”.
Mientras que Ivonne menciona que “despejan muchos temores que tienes y a veces te ayudan a lograr metas o proyectos de tu vida”.
Los vendedores de libros coinciden en que la buena difusión que tiene este tipo de textos es muy diferente a la que se da para obras literarias, de filosofía, poesía, novela, donde las ventas son escasas.
El psicólogo Iván Villafaña expresa que “estos libros de superación personal tienen más auge porque se asemejan al mundo ideal de las masas y la gente en su mayoría prefiere que piensen por ellos antes de crear nuevas ideas o al menos conclusiones con lecturas más complejas”.
La cultura y moda por estos libros ha llegado hasta las campañas presidenciales, ya que el año pasado se popularizó la venta del texto escrito por la ex candidata panista Josefina Vázquez Mota, Dios mío hazme viuda por favor, que también se incluye dentro de esta tendencia. 
En Internet, la página de Facebook del Dr. César Lozano tiene un millón 99 mil 870 personas que gustan de ella, y donde 404 mil 52 usuarios están hablando sobre los temas que escribe.
En la revista Proceso, Juan Proal comentó en su artículo “El fraude de la superación personal” (10 de agosto de 2012): “Las políticas de promoción de cultura fracasaron. Las librerías pequeñas desaparecen, los grandes monopolios comienzan a dominar el sector y los escritores serios tienen poca influencia social”. Por ende –agregó–, “los ciudadanos son menos críticos, con poca comprensión de los fenómenos políticos que les afectan y con escasa conciencia de la situación social del país en que viven. Si a eso le sumamos que los libros más vendidos contribuyen a mantener en la ignorancia a los ciudadanos, conformamos una fórmula química cuya suma no abona a que México salga del infierno en que se ha convertido”.
Aun así, a pesar de la demanda que hay por este tipo de contenidos, de acuerdo con la lista más reciente de la Unesco sobre el índice de lectura, México ocupa el penúltimo lugar de 108 naciones.
El promedio de lectura que tienen los mexicanos es de 2.8 libros al año, sólo 2 por ciento de la población tiene como hábito permanente la lectura, a comparación de España, donde es el 7.5 por ciento y en Alemania el 12 por ciento.
El párroco Hayen sentencia que para encontrar la felicidad existen muchas ofertas y propuestas, pero al consumidor de esos libros le toca discernir cuál es la que más le conviene. (Óscar Iván Lucio Alvillar/ El Diario)
ilucio@redaccion.diario.com.mx

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