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Asume Manuel Talamás, primer Obispo de Juárez

Juan de Dios Olivas
El Diario

2013-08-31

Caminando a paso lento y acompañado de sacerdotes, aquel hombre se dirigió al altar principal de la catedral de Nuestra Señora de Guadalupe. Los feligreses en silencio lo miraban, muchos por primera vez, mientras que las cámaras del único canal de televisión local transmitían en vivo la escena.
Era el 8 de septiembre de 1957, día en que se celebra la fiesta de la Natividad de María y la fecha elegida por Manuel Talamás Camandari para su ordenación episcopal, con la cual asumía como primer Obispo de Ciudad Juárez.
Un día antes, los periódicos locales informaban que el papa Pio XII otorgaba el rango de catedral a la Parroquia de Guadalupe y levantaba la Diócesis de Ciudad Juárez nombrando como primer obispo a monseñor Talamás.
El nuevo líder de la iglesia juarense, era un hombre que nació en la capital del estado de Chihuahua, de padres palestinos, nacionalizados mexicanos, forjado como sacerdote durante la crisis política y religiosa generada durante el Maximato.
Ingresó al seminario en septiembre de 1930 y para 1943 fue ordenado sacerdote por el obispo de la Diócesis de Chihuahua, Antonio Guizar y Valencia. Dos años después, asumía como rector del seminario.
Sin embargo, su futuro se encontraba en Ciudad Juárez a donde fue enviado a erigir la nueva Diócesis, la cual no solo incluía la responsabilidad de la feligresía juarense, sino que en su territorio incluía a los municipios de Praxedis G. Guerrero, Guadalupe, Ojinaga, Coyame, Benavides, Villa Ahumada, Madera, Casas Grandes, Nuevo Casas Grandes, Ascensión, Janos, San Buenaventura, Galeana, Ignacio Zaragoza, Temósachic, Matachic, Namiquipa, así como Gómez Farías, Guerrero, Ocampo y Moris.
Tenía entonces una superficie de 114 mil kilómetros cuadrados, contaba con 19 parroquias, 19 sacerdotes diocesanos y una población de 390 mil habitantes. Antes, para llegar a esa etapa, la iglesia católica vivió todo un proceso histórico involucrada directamente en el desarrollo de la ciudad.

Tres siglos antes

Al momento de la creación de la nueva Diócesis, habían pasado ya casi 3 siglos desde la fundación de la misión de Guadalupe la cual con el tiempo se convirtió en el corazón de Ciudad Juárez.
La construcción del templo se ubicaba en el lugar del Camino Real donde habitualmente las caravanas de viajeros cruzaban el Río Bravo para internarse al actual territorio de Nuevo México.
Al momento de su fundación, fray García de San Francisco buscaba evangelizar a los indios Mansos que habitaban estas tierras. Sin embargo, enfrentaba dificultades por la oposición de las autoridades civiles.
Los indios habían acudido a fray García de San Francisco en la misión de Socorro para solicitarle la construcción de una misión en el Paso del Norte del Río Bravo y en agradecimiento en varias ocasiones construyeron arcadas de ramas para recibir a los religiosos pero el recién nombrado gobernador López de Mendizábal, ordenó a sus soldados destruirlas cuantas veces se construyeran obstaculizando la labor de evangelización de los franciscanos.
Sin embargo, los indios mantuvieron otros arcos ocultos y cuando llegaron los franciscanos los recibieron con ellos. Fray García, al enterarse de que no habría sacerdotes destinados a evangelizar, decidió ir él personalmente a fundar de manera oficial el campo misionero que había estado preparándose ya con permiso de la Corona española y autoridades eclesiásticas, meses atrás.
El motivo de los mansos para apoyarlo era que estaban dispuestos a vivir en forma pacífica y sedentariamente en torno a la nueva misión, protegidos de la voracidad de los soldados españoles y del exterminio practicado en Nuevo México. Además aprenderían de los ministros religiosos formas occidentales de sedentarismo que no conocían.
Sabedor de que Bernardo López de Mendizábal era ya un enemigo jurado de los franciscanos y se oponía a la fundación de una misión entre los Mansos, fray García tuvo que actuar con rapidez para construir una iglesia provisional, reunir un nutrido grupo de indígenas mansos y realizar la ceremonia formal de fundación la cual tuvo lugar el 8 de diciembre de 1659.
La misión en ese entonces era una institución encargada de integrar a los indígenas a la sociedad novohispana volviéndolos primeramente cristianos e incorporándolos después al sistema económico y político dominante. Una vez cumplido su objetivo, dejaba de existir y la autoridad religiosa era otorgada a un sacerdote secular obediente del obispo. Los indígenas que aceptaban vivir ahí, quedaban bajo la autoridad del misionero. Él dictaba la rutina diaria de la misión y organizaba los trabajos agrícolas y religiosos.
Para 1667, Andrés López de Gracia es nombrado alcalde mayor y capitán a Guerra de la Jurisdicción de El Paso del Norte, era el primer gobierno civil con un representante del gobernador de Nuevo México quien se asentó en forma permanente en la misión.
Un año más tarde, en 1668, el templo es terminado de construir y es dedicado nuevamente a la virgen de Guadalupe con la asistencia de autoridades eclesiásticas y el casamiento de 100 personas.

Ramón Ortiz y Baudelio Pelayo

Con el paso del tiempo, la misión cumplió su cometido y sacerdotes seculares entre los que se encuentra el padre Ramón Ortiz se hicieron cargo del templo, dependiendo de la Diócesis de Durango.
Ortiz se hizo cargo de la parroquia a partir de 1836 y hasta su muerte en 1896.
En ese periodo presenció y se vio involucrado en los acontecimientos históricos más importantes del siglo XIX como la invasión estadounidense en México, en la que Ortiz organiza en Paso del Norte la resistencia y participa en la batalla de Temascalitos en la fue hecho prisionero y llevado a Chihuahua por los invasores.
También da cobijo a cientos de mexicanos expulsados de sus propiedades al perder México casi la mitad de su territorio. Con ellos habría de fundar Guadalupe y San Ignacio (hoy Praxedis G. Guerrero), en el Valle de Juárez, además de otras comunidades en la frontera mexicana.
En 1939 el padre Baudelio Pelayo fue enviado a servir a los habitantes de Ciudad Juárez y a las comunidades del Valle de Juárez así como Villa Ahumada.
Pelayo se distingue por la construcción de numerosos templos entre los que se encuentra la que sería la Catedral de Ciudad Juárez, además de capillas, asilos y orfanatorios, entre los que destacan: la Catedral de Ciudad Juárez, la Capilla de San José, el Orfanatorio de Guadalupe, la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario.
También crea el Asilo de Ancianos de Senecú, la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen, la Capilla del Niño Jesús, la Capilla de San Juan Bosco, la Ciudad del Niño frente al Panteón Tepeyac, la Parroquia de Cristo Rey, la Parroquia de Santa Rosa, la Capilla de Nuestra Señora de San Juan de los Lagos, la Capilla de San Pío Xll, la Parroquia de Dios Padre y la Iglesia de la Sagrada Familia.
Dentro de su obra espiritual destaca la fundación de la Congregación de Misioneras de María Dolorosa, aprobada el 15 de septiembre de 1947 por Roma, para ayudarle en su labor de Evangelización y Apostolado Social. Para atender el crecimiento de la feligresía, Baudelio Pelayo inició la construcción del templo anexo a la misión de Guadalupe en 1941, el cual aún inconcluso, fue consagrado por el obispo de Chihuahua Antonio Guízar y Valencia el 12 de diciembre de 1945.
El templo que se convertiría en la catedral, se terminó de construir en 1957. Meses después seria ahí donde Manuel Talamás Camandari,  sería ordenado obispo de la nueva Diócesis de Ciudad Juárez. La catedral presentó fallas estructurales y fue cerrada para ser reconstruida en la primavera de 1973 y reabierta en septiembre de 1977 en ocasión del vigésimo aniversario de la Diócesis.

Manuel Talamás

Aunque de inicio tuvo el rechazo de una parte de los fieles católicos que consideraban que Baudelio Pelayo debió haber sido el designado como obispo, Talamás Camandari, pronto se ganó a los juarenses con su intenso trabajo pastoral, social e incluso político en parte a través de diversos libros de su autoría y como articulista en los principales diarios.
Talamás Camandari, emprendió el reordenamiento de la Diócesis y promueve una pastoral de compromiso y justicia social influida por la Teología de la Liberación.
Al principio el prelado centraba sus pronunciamientos sobre la justicia social, posteriormente lo hizo sobre la democracia y los derechos civiles de la Iglesia.
“Por derecho natural nos pertenece participar en la designación de funcionarios públicos, por eso juzgamos que la ley que nos priva del derecho de votar es injusta. Deseamos que sea derogada…. Los funcionarios electorales deberán ser los primeros en cuidar la limpieza del proceso electoral para darle al pueblo pruebas reales y contundentes de que los fraudes de años pasados no quieren repetirse”, escribía en 1983 en El Diario en plena época electoral.
El 30 de abril de 1988 Monseñor Juan Sandoval Iñiguez es consagrado obispo coadjutor de Ciudad Juárez, con derecho a sucesión. Posteriormente toma posesión como obispo el 11 de julio de 1992, fecha en la que Talamás Camandari, renuncia por motivos de edad. Sin embargo, la opinión de Talamás Camandari, sigue teniendo influencia y en 1991 emite junto con seis obispos más de Chihuahua, un llamado a la ciudadanía a tomar conciencia de sus deberes cívicos.
Sandoval concluiría aquí su labor el 20 de abril de 1994 cuando es nombrado arzobispo de Guadalajara y en su lugar, meses después, el 7 de octubre, Renato Ascencio León tomaría posesión de la Diócesis. Talamás Camandari, falleció el 10 de mayo del 2005.

Fuentes: http://www.diocesisdeciudadjuarez.net. González de la Vara, Martín. Breve Historia de Ciudad Juárez y su región. UACJ, COLEF, USNM, Eon, México, 2002. Chávez B. Armando. Historia de Ciudad Juárez.Pax México, México, 1991. Sánches Reyes, Daría Óscar. El Legendario Paso del Norte orígenes. Congreso del Estado, Gobierno del Estado, Ayuntamiento de Juárez, México, 1994. Visión Histórica de la Frontera Norte de México. vol. IV, Universidad Autónoma de Baja California, Editorial Kino/El Mexicano, México, 2ª edición, 1994.

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