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Llegaron para mejorar pero hasta a su hija les quitaron

Luz del Carmen Sosa
El Diario

2013-08-17

Juárez les pareció la mejor opción de vida para sus hijos. Estaban seguros de que en esta frontera tendrían un mejor porvenir que les permitiera la atención médica para su hija de cinco años y darles educación a sus otros dos pequeños.
Fracasaron. Para ambos padres el no tener qué comer o dónde dormir ya no es problema, el verdadero problema es cómo recuperar a su niña y reintegrarse como familia.
Abigail Patricio Morales y Griselda Sánchez Martínez son una pareja procedente del Estado de México y se enfrentan a la Procuraduría de Asistencia Jurídica y Social, que tiene la guardia y custodia de la pequeña Alejandrina Nohemí Patricio Sánchez, de 5 años.
La niña no habla y este padecimiento lo han atribuido los médicos a problemas del oído y después por el paladar hendido. Hasta ahorita carecen de un diagnóstico profesional que les precise qué tiene Alejandrina y qué tipo de atención requiere.
Además de la niña la pareja tiene otro hijo de 8 años y uno de un año y siete meses.
Hace un mes la familia habló sobre sus condiciones y necesidades y juntos decidieron trasladarse a la frontera norte. Aquí, pensaron, encontrarían empleo, rentarían una casa, le darían educación a sus hijos y la niña recibiría la atención.
El padre decidió viajar primero con sus hijos y apenas llegaron a la Central Camionera una mujer les ofreció alojamiento.
“Íbamos a cuidar su casa”, recuerda el padre.
Con sus hijos llegó a la vivienda ubicada en el Kilómetro 30 sobre la Carretera a Casas Grandes y ahí se instalaron los primeros días.
Un domingo el papá se dedicó a lavar la ropa de sus hijos y dejó a los niños dentro de la casa y nunca advirtió que había medicamentos al alcance de los niños. Alejandrina ingirió un medicamento y se puso mal. “Cuando acabo de lavar veo a mi hija que anda borrachita y le pregunto al niño qué tenía su hermana y me dice ‘no sé’, pero en su juego de té, entre las tacitas había un frasco de jarabe y pensé: ‘ésta me ganó con el jarabe’ y me la llevé al hospital”, narra.
En rutera y con sus tres hijos el padre se trasladó hasta el Hospital Infantil y ahí quedó internada la niña cinco días, cuando la dieron de alta el padre regresa con la niña a la vivienda y nuevamente la observa mal, por lo que la vecina le dice que la regresara al hospital.
“Yo no tenía dinero y me dio 20 pesos para el camión. Horas después llegamos y les dije que la niña me la habían entregado mal, pero ahí me dijeron que a la niña le había dado otra vez el medicamento”, dice.
El padre fue sorprendido por el área de Trabajo Social, ya que dieron aviso a la Subprocuraduría de Asistencia Jurídica y Social y una trabajadora social les notificó que la pequeña iba a ser asegurada por ser víctima de omisión de cuidados, ante la condición física y de salud de la menor.
“Desde entonces no veo a mi hija”, dice el padre, que tuvo que enviar a sus hijos de nueva cuenta al Estado de México por miedo a que también se los quitaran y los dejaron al cuidado del abuelo paterno.
Ahora padre y madre buscan que la dependencia estatal les ayude a recuperar a su hija y terminar con el infierno que ha sido vivir en Juárez.
La familia dejó la casa que les prestaron y pasaron 3 noches en la Casa del Migrante, pero anoche no tenían dónde pernoctar.

Ayer se buscó la versión oficial de la Subprocuraduría, pero no fue posible localizar a los funcionarios que conocieron de este caso.
“Nosotros queremos que nos regresen a la niña, queremos verla, no sabemos nada de ella, nos dicen que tenemos que cumplir con los requisitos de un curso de escuela para padres, pero ya les expliqué que no tengo trabajo, que no somos de aquí, que no tenemos ni dónde dormir ni qué comer”, repite Abigail Patricio Morales.
La familia enfrenta una difícil situación ya que desconocen las leyes locales y no tienen un soporte para defenderse. Para ambos padres el no comer, ni saber dónde van a dormir no es un problema, lo que quieren es que les regresen a su hija y volver a la casa donde tampoco había alimentos pero al menos estaban juntos.
Padre y madre ignoran que aquí la pobreza y la ignorancia en ocasiones es criminalizada.
Las personas que deseen ayudar a esta familia pueden llamarles al teléfono celular (55) 40 52 23 67 con Griselda Sánchez. (Luz  del Carmen Sosa/El Diario)

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