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Corrompió guerra antinarco aquí a miles de adolescentes

Martín Orquiz
El Diario

2012-12-28

A cinco años del inicio de la crisis de inseguridad que dejó más de 10 mil asesinatos, los adolescentes comienzan a resentir los efectos colaterales de la guerra antinarco al convertirse en individuos potencialmente corrompidos y vulnerables a las adicciones y al comercio de drogas y la delincuencia.
Investigaciones y opiniones de organizaciones civiles vislumbran un panorama donde miles de menores entre los 12 y 17 años, deben enfrentar la herencia que dejó la ola criminal, que empujó a muchos al consumo de estupefacientes, a comercializarlos o a cometer otro tipo de infracción relacionada con ese fenómeno.
Datos estadísticos revelan que al menos el 25 por ciento de los adolescentes que cometen un delito lo hicieron bajo la influencia de alguna sustancia, mientras que el más frecuente cometido por ese grupo poblacional es el robo, que ocupa el 70 por ciento de los actos.
“Los últimos casos que hemos tenido de VIH son muy jóvenes, son consumidores de drogas inyectables como heroína y cocaína, que andan muchas veces de ‘puchadores’ para sobrevivir”, según Guadalupe Muñoz, del Centro Vida y Misericordia para el Enfermo con Sida.
La activista social menciona que es muy común observar a usuarios de drogas duras de 14 años y hasta más chicos, un fenómeno generado en medio de las batallas por el control del trasiego de enervantes.
Hace años, antes de la crisis, los adictos comenzaban con el “chemo” o con el “agua celeste”, luego seguían con mariguana y otras drogas poco a poco, pero ahora el consumidor de heroína es muy joven, se va directo a las drogas duras.
“Es un modus vivendi, se convierten en ‘puchadores’, no para ser un gran narcotraficante, sino para sobrevivir, para comprar el pantalón, los tennis, porque la única manera de sobrevivir que les han enseñado es esa”.
Dijo que los más jóvenes también son los más vulnerables porque están en medio de dos paredes, de un lado son acotados por el gobierno y por el otro está el narco.
“¿Para dónde corren?...”, cuestionó, y ella misma se contestó: “No hay para donde”.
Lo que percibe Muñoz en su labor diaria no es captado sólo por su experiencia, también los investigadores sociales están dando cuenta del fenómeno.
En el reporte “Factores de Riesgo del Consumo de Drogas en Jóvenes Estudiantes Residentes en una Ciudad de Alto Riesgo, El Caso de Ciudad Juárez”, realizada en el 2011 por personal de los Centros de Integración Juvenil (CIJ), se estableció que en la muestra revisada destaca la presencia de consumo de alcohol, tabaco y drogas ilícitas, incluso más altas que las reportadas por encuestas como la Nacional de Adicciones (ENA) 2008 en adolescentes entre 12 y 17 años.
Los investigadores Jorge Luis Arellánez Hernández y Verónica Pérez Islas, determinaron que en lo referente a los factores de ajuste psicosocial estudiados debe destacarse que el consumo de sustancias está asociado con una mayor severidad de problemas de conducta.
Sin embargo, entre los estudiantes no se detectó consumo de heroína y muy poco de cocaína, siendo las sustancias más usadas por esa población los inhalantes y la mariguana.
Para Muñoz, lo que se ha vivido desde el 2008 en la frontera fue una guerra contra los usuarios de drogas.
“Era un asesinato seguro a diario, o hasta tres, al menos en esta área (poniente), todos los días. Corríamos a ver a quien habían matado y eran los mismos del barrio, familiares o conocidos, era muy común”, agregó.
Luego, dijo, muchos de los menores sobrevivientes se enrolaron en la nómina del narcomenudeo o cometieron otros delitos para subsistir ante la falta de oportunidades.
Las noticias de que adolescentes son arrestados por vender drogas no son raras en Ciudad Juárez.
Apenas el pasado 27 de diciembre, agentes de la Policía Estatal Única, División Preventiva, detuvieron a un menor de edad como probable responsable del delito de narcomenudeo al asegurarle hierba parecida a la marihuana.
La autoridad dio a conocer que el arresto se hizo durante el servicio de seguridad y vigilancia realizado en calles de la colonia Nuevo Hipódromo, cuando los oficiales ubicaron a un adolescente transitando a la altura de las calles Boquilla y Delicias, quien al observar a las unidades policiales intentó escapar.
Al efectuarle una revisión corporal a Andrés C., de 15 años, se encontró entre sus ropas cuatro bolsas de plástico con las características del enervante.
El menor dijo que se dedica a comercializar estupefacientes entre los adictos del sector.
El adolescente fue detenido y luego puesto a disposición de un agente del Ministerio Público adscrito a la Fiscalía General del Estado en la zona norte.
“Es una situación que tiene muchísimos años, la conocemos muy bien, es como su diario vivir, si hay drogas en la mesa en lugar de comida, entonces es normal a cierta edad que la consuman o la vendan”, indicó Muñoz.
La activista del Centro Vida y Misericordia afirmó que aunque un menor trate de salir de ese círculo, aunque vaya a la escuela y haga otras tareas o actividades, de alguna u otra forma caerá en las drogas.
“Lo hemos visto en los ‘picaderos’ o en las casas donde se inyectan la droga, esos niños no tienen ninguna protección social, ni en educación, ni en salud, y ahí están con sus papás”, dijo.
De alguna manera, añadió, sobreviven vendiendo droga, es su diario vivir y los niños aprenden lo mismo, no lo ven como algo malo o negativo.

Entre 12 y 17, una edad difícil

Información publicada en  la ENA 2011, indica que una fuente importante de datos son los Centros Nueva Vida, donde se atendieron cinco mil 437 casos ese año en todo México.
De las personas recibidas el 68 por ciento fueron hombres y el 32 por ciento mujeres. En cuanto al perfil masculino, se añade en el documento, el 69 por ciento está conformado por solteros y el 48.4 son menores de 18 años.
Durante el levantamiento de la encuesta, se encontró que la tendencia entre la población de 12 a 17 años es que el consumo de alcohol aumentó significativamente.
El consumo “alguna vez” pasó de 35.6 por ciento al 42.9, mientras que en el último año (datos del 2011) del 25.7 por ciento al 30.
En cuanto al uso de drogas ilícitas, los resultados reportados por los Centros de Integración Juvenil (CIJ) indican que en el país 25 mil 665 personas solicitaron atención en el 2009.
Las principales sustancias que motivaron la demanda de tratamiento fueron alcohol (19.9 por ciento), cocaína (12.5), mariguana (15.6) e inhalables (14.1).
Por perfil sociodemográfico, la mayor demanda de tratamiento fue por parte de los hombres (77.2 por ciento). Quienes acudieron principalmente, fueron jóvenes de 15 a 19 años de edad (31.9) seguidos por los de 35 años o más (20.9).
Por otro lado, las mediciones realizadas en los Consejos Tutelares de Menores, en las que participaron 30, reportan información de cinco mil 284 menores infractores.
De ellos, el 90.7 por ciento tiene entre 15 y 18 años, mientras que únicamente el 7.5 son mujeres.
En cuanto al nivel de estudios, el nivel de secundaria registra el mayor porcentaje  con el 51.3.
En relación al consumo de drogas, el 24.3 por ciento cometió un delito bajo la influencia de alguna sustancia. El robo (72.1 por ciento) fue el delito más cometido por los menores.
De los menores infractores entrevistados, el 68.1 por ciento refirió que consume habitualmente drogas, siendo la mariguana la sustancia más reportada (35 por ciento), seguida del alcohol (29.8) y el tabaco (27.3).
De acuerdo al informe durante el 2009 mil 118 centros de tratamiento proporcionaron información de 70 mil 467 personas que acudieron a solicitar tratamiento.
Los tres estados que reportaron más casos fueron Baja California, Chihuahua y Jalisco.
La mayoría de los entrevistados tenía 35 años o más (39 por ciento) seguido del grupo de 15 a 19 (16.8). El porcentaje de jóvenes de 15 a 19 años fue mayor entre los usuarios que mencionaron como droga de impacto los inhalables (40.5 por ciento), seguido por la mariguana (35.1).

Presente oscuro, futuro incierto

Datos del Centro de Integración Juvenil (CIJ) indican que en la ciudad existen por lo menos 45 mil usuarios de drogas; desde la perspectiva de Guadalupe Muñoz, una gran parte de estos son adolescentes que tienen una existencia corta.
Inician jóvenes, pero su vida es también mucho más limitada por la situación de violencia, las personas asesinadas son muy jóvenes y los que sobreviven están muy impactados por lo que han pasado.
“Antes los que usaban heroína no andaban como los chicos que andan ahora, que pierden los dientes, que les cambia de color la piel, que andan sucios, era gente que podía estar bien de salud, trabajaba, andaban bien vestidos, era totalmente diferente. Antes eran totalmente funcionales y productivos”, afirmó.
Para cambiar el futuro de los niños y adolescentes, explicó, se requiere empezar de nuevo, cuidarlos desde bebés, al igual que a la mujer, ya que es un factor importante en el desarrollo de un buen o mal ciudadano.
“No se está viendo la raíz del problema, que es la falta de oportunidades”, declaró.
Muchas mujeres, dijo, sólo tienen la opción de irse a la maquila y dejar los hijos solos todo el día por unos cuantos pesos, o bien quedarse con ellos en casa vendiendo droga.
“Es una cadenita”, advirtió.
Acerca del presente y futuro que espera a las nuevas generaciones en esta frontera, la activista aseguró que existe una sensación de desamparo terrible aunque ya no se registre el índice de asesinatos que en años anteriores.
“Quedó una desolación, no sólo en los predios y las casas abandonadas, sino en la gente. Hay mucho abandono, mucha gente se fue y hay muchas mujeres solas con sus hijos, eso los hace más vulnerables”, meditó.
Indicó que ignora si las autoridades estén  realizando alguna o investigación al respecto, pero los niños y adolescentes existen.
“Nosotros los vemos en los “picaderos”, ¿qué pasa con esos niños? Muchos no están ni registrados, no tienen ni escuela, eso lo vemos nosotros en el albergue, preguntamos su nombre, por su acta, pero nunca los registraron”, señaló.
Contrario a lo que vive a diario Muñoz, los datos de la ENA 2011 afirman que el consumo de drogas en adolescentes es bajo y que no hay cambios en relación con el 2008.
La mariguana, agrega, es la droga de preferencia. En este grupo hay 3.3 usuarios de mariguana por cada uno de cocaína, índice mayor a la media para la población total que es de 2.4 usuarios de mariguana por cada uno de cocaína.
El consumo de mariguana en los hombres adolescentes de 12 a 17 años, es similar al reportado en la población total de 12 a 65 años, mientras que el de cocaína cuenta con 2.25 usuarios en la población total por cada uno en la población adolescente.
En las mujeres adolescentes el consumo de mariguana y de cocaína es mayor al reportado por las mujeres adultas, lo que refleja su incorporación más reciente en el mercado de consumo.
El consumo de mariguana en hombres adolescentes es 3.3 veces más frecuente que en las mujeres, pero el consumo de cocaína en hombres y mujeres adolescentes es similar, establece el estudio.

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