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¿Viene el fin del mundo?.. más bromas que rezos entre juarenses

Gabriela Minjáres
El Diario

2012-12-17

Frente a las especulaciones y profecías apocalípticas de que el 21 de diciembre será el fin del mundo, investigadores de temas espirituales y voceros de la Iglesia católica aseguraron que no hay nada qué temer de interpretaciones erradas.
Y es que mientras algunas personas han decidido refugiarse en lugares ‘mágicos’ o ‘sagrados’ en los que estarán a salvo y otros han construido bunkers y adquirido víveres como medida de prevención, los juarenses no han cambiado sus hábitos ni modificado su comportamiento, e incluso en las redes sociales muchos lo han tomado a broma.
“La gente no se ha dejado impactar y menos nuestros fieles, y sí, hay mucha gente en las iglesias en este momento, pero no porque el mundo se vaya a acabar, sino porque en esta temporada buscan escuchar el mensaje cristiano”, dijo Hesiquio Trevizo Bencomo, vocero de la Diócesis de Ciudad Juárez.
La difusión de las profecías catastróficas tampoco se ha reflejado en tiendas y supermercados, donde los comerciantes informaron ayer que no registran mayores ventas de artículos de “supervivencia” para casos de emergencias como veladoras, baterías, linternas, agua, recipientes y tinacos.
Sólo repartidores de baterías o pilas indicaron que hay un incremento en las ventas, pero lo atribuyeron a las ventas extraordinarias por la compra de juguetes y otros aparatos que se regalan en diciembre.
En cadenas comerciales como Home Depot, Sam’s, Costco, Walmart, Smart y Soriana, los anaqueles que contenían estos productos estaban abastecidos y los empleados de piso reportaron un flujo normal de clientes.
Para David Méndez Antillón, experto en asuntos espirituales, escritor y abogado, el hecho de que los juarenses no hayan cedido ante las profecías catastróficas del 21 de diciembre de 2012, que se han difundido con intensidad en diversos medios de comunicación, refleja que las ven con incredulidad.
“El origen de todo esto tiene que ver con el término de un calendario maya y por otro lado con las profecías que se han dicho respecto al término de ese calendario, sin embargo, la realidad de las cosas es que hay mucha desinformación, muchas ideas, mucha gente que propiamente no ha entendido el mensaje y le ha agregado de su cosecha, le ha metido cosas que no son para lucrar con el miedo de la gente”, explicó.
Algunas de las predicciones generadas en torno al 21 de diciembre señalan que en esa fecha la tierra vivirá tres días de oscuridad por la intensidad de una tormenta solar o que ese día un objeto externo chocará con el planeta, un cometa o un asteroide que terminará con la vida en el mundo.
Mientras que otros plantean que, de acuerdo con un calendario maya, ese día representa el fin de un ciclo y el inicio de una “nueva era” en la que los seres humanos recobrarán su esencia espiritual para dar paso a una sociedad más justa y con menos violencia.
Sin embargo, Méndez Antillón destacó que entre los estudiosos de la perspectiva maya hay muy pocos que le apuestan a ese tipo de desastres y no están en espera del fin del mundo este viernes.
Explicó que contrario a esas tendencias, los expertos en el tema han organizado jornadas de meditación para agradecer la llegada de un nuevo ciclo.
El profesionista con maestría en Derecho por la Universidad de Oxford, Inglaterra agregó que la desinformación generada en torno al fenómeno obedece al morbo y al interés económico de muchos sectores que buscan lucrar con el miedo.
Pero también, dijo, de líderes espirituales que pretenden lucrar con el miedo para allegarse de más seguidores que les entreguen su dinero, su poder y autodeterminación.
Con base en sus conocimientos, entrevistas y visitas a las ciudades mayas en México, el también escritor del libro “Equilibrio” dijo que lo que es un hecho es que el 21 de diciembre termina un calendario maya con el que se cierra un ciclo de unos 5 mil 200 años que darán paso a una alineación planetaria que ocurre cada 26 mil años, en la que el sol, la tierra y los demás planetas están alineados al centro de la Vía Láctea.
“Pero los mayas nunca dijeron que se fuera a acabar el mundo, esos son inventos de la gente”, manifestó.
Agregó que hay que recordar que los mayas eran grandes astrónomos, matemáticos, filósofos y agricultores que entendían los ciclos de la tierra y sabían que iba a haber catástrofes naturales.
Señaló que las profecías relacionadas con el 21 de diciembre de 2012 se basan en dos referencias códices, una que se localiza en Tabasco -El Tortuguero- y el Chilam Balam -libros mayas, en los que se indica que llegará “el gran ave verde” (el quetzal) que viene “del árbol amarillo” y va a caer “vómito con sangre”.
Sin embargo, explicó que los mayas interpretan este mensaje como el regreso de Quetzalcóatl, dios de la cultura mesoamericana que es un ser místico y viene a traer un nuevo entendimiento espiritual. Por ello, sostuvo, lo que predijeron los mayas es el cierre de un ciclo en el que el hombre estaría dominado por el ego, el poder, la avaricia, la envidia y el egoísmo para darle paso a una era dorada en la que regresará a su esencia espiritual.
Mientras que Hesiquio Trevizo atribuyó el furor por las profecías del 21 de diciembre a una interpretación de tipo fundamentalista cristiana de la Biblia que no tiene bases reales y nomás consiguen perturbar a la gente.
Añadió que si bien la esencia del cristianismo tiene una visión de futuro que se conoce como fin del mundo, de acuerdo con su fe se trata de una transformación y la segunda manifestación de Jesucristo en la tierra, pero de la cual ni siquiera se conoce la fecha.
Explicó que este tema fue tratado en las misas al final del año litúrgico, a finales de noviembre y principios de diciembre, cuando expusieron a los fieles que de acuerdo con la fe cristiana no existe una fecha precisa para el fin del mundo. El obispo Renato Ascencio León también destacó que este viernes no va a pasar nada y atribuyó las profecías a sectas que desde hace varios siglos propagan ese tipo de información.  “No va a pasar nada, Cristo mismo lo dijo ‘Nadie sabe la hora, nadie sabe la fecha, ni siquiera el hijo del hombre’ (...) el mundo se va a acabar para quien se vaya muriendo”, comentó el prelado.
Por lo que llamaron a las personas a vivir en paz, no temer por su vida ni caer en pánico porque el mundo no se va a acabar y, en cambio, acciones provocadas por el miedo pueden ser contraproducentes y causar mayores daños como el encarecimiento del precio de los productos y paralizar la ciudad. (Gabriela Minjáres/Con información de Martín Coronado y Karen Cano/El Diario)

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