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Crece sin control el contrabando de ropa usada

Gabriela Minjáres
El Diario

2012-10-01

Al amparo de la impunidad y la corrupción oficial, el tráfico de ropa usada procedente de Estados Unidos subsiste en Ciudad Juárez sin controles y con un mercado que aparentemente ha ido en aumento en los últimos tres años.
Bajo modernos esquemas de comercialización, los distribuidores de ropa usada en esta frontera ahora ofertan sus productos por Internet y al margen de casi cualquier regulación que restringe su importación por cuestiones de salud.
Así quedó al descubierto luego de que recientemente un cliente acusó de fraude a una empresa distribuidora de ropa nueva y usada que opera en la frontera Juárez-El Paso, pero que ofrece envío de la mercancía a cualquier parte del país pese a que su importación a México está sujeta a controles regulados por la Secretaría de Economía.

'Cruzan toneladas de ropa y ganan miles de dólares'

El cliente de la empresa Distribuidora Marlex, que supuestamente tiene su sede en Ciudad Juárez, presentó una denuncia ante la Fiscalía General del Estado y una queja ante la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) porque supuestamente depositó 7 mil 500 pesos para que le surtieran un lote de ropa, pero no le cumplieron.
Aunque personal de la empresa negó la acusación, reveló que desde hace casi seis años opera en la frontera con la venta a gran escala de ropa nueva y usada porque aunque “hay problemas” con su cruce, nada detiene el negocio que ha ido en aumento en los últimos tres años.
“En México nada está prohibido, en México con dinero todo se hace”, dice un empleado de la empresa que aparentemente opera como “fantasma” porque no fue localizada en ninguno de los domicilios que proporcionó en Juárez y El Paso.
Y sí, el empleado identificado como Javier Rivas no miente, pues de acuerdo con comerciantes de ropa usada en Juárez, su importación a la ciudad y a cualquier parte del país es posible de manera ilegal con pagos que van desde los 100 dólares, unos mil 300 pesos, según la cantidad de mercancía.
La facilidad para traficar con ropa usada aquí es visible. Con sólo asomarse a las comercializadoras de  El Paso, principalmente en las inmediaciones del puente Paso del Norte-Santa Fe, donde sin trámites se ofrece el envío de la mercancía a Juárez y a otras partes del estado.
Sin embargo, para la Aduana Fronteriza este fenómeno es un “engorroso asunto” que se debe denunciar para que se investigue, porque al menos al interior de la dependencia federal no existe una averiguación de ese tipo.
Sería pertinente darlo a conocer a una autoridad que le competa hacer esas investigaciones porque probablemente sea información que le sea o le resulte interesante al Servicio de Administración Tributaria (SAT), aduce el administrador de la Aduana de Ciudad Juárez, Juan Ramón Huerta León.
Lo anterior a pesar de que los decomisos de ropa usada realizados de 2010 a la fecha por la Aduana Fronteriza en Juárez revelan el auge de un mercado que, por su estructura, el procedimiento que implica para traficar la mercancía y lo lucrativo del negocio, algunos equiparan con el crimen organizado.
“No sé qué tan correcto sea decirlo así, pero este negocio es como el crimen organizado: hay un grupo de gente muy establecido que se dedica a la compra de ropa y otro al cruce ilegal de la mercancía porque estamos ante un negocio en el que se mueve mucho dinero, mucho, ni se imagina cuánto... es un negocio muy redituable”, revela bajo la condición de anonimato un comerciante arraigado en la ciudad.
La Aduana se sorprende

A pesar de que en su almacén cuenta con un acumulado de unas 60 toneladas de ropa usada que ha decomisado en lo que va del año y el embargo más reciente fue de alrededor de 400 kilogramos, el administrador de la Aduana se muestra sorprendido ante el tráfico que se puso al descubierto por el supuesto fraude denunciado.
“¡Válgame Dios!”, expresa el funcionario federal y abre los ojos al máximo cuando se le expone el caso del ciudadano que supuestamente fue timado por una empresa distribuidora de ropa usada en la ciudad, las declaraciones del trabajador y las versiones de comerciantes de este ramo.
Según testimonios, la mercancía cruza en camiones de tres cuartos de tonelada, camionetas tipo “pick up” o “van” –conocidas éstas como venaditas–, por el carril de nada qué declarar, bajo previo acuerdo con los fiscales.
“Dependiendo de la cantidad que se cruza es lo que se paga, las cuotas van desde los 100 dólares, pero todo cruza por el Puente Libre, donde ya está todo bien arreglado porque hay gente, líderes que se dedican a pagar a los fiscales para que permitan la pasada sin revisión”, cuentan.
Así, a diario se registra el cruce de esta mercancía que luego se entrega a los dueños que compran cargas de hasta mil libras (453.5 kilos) o pacas que van desde las 700 (317.5 kilos) a las 50 (22.6 kilos) libras, por las que pagan desde 30 a 500 dólares (de 400 a 6 mil 520 pesos) y ganan más del doble.
“Es una aseveración bastante delicada, si fuera el caso habría que tomar las medidas y actuaríamos en consecuencia con la gente que está procediendo de manera incorrecta”, anota.
Para Huerta León, la proliferación de puntos de venta de ropa usada en la ciudad y en Internet se explica en el mecanismo de selección y revisión automatizada que se utiliza en los cruces internacionales, el semáforo fiscal, a través del cual podría registrarse el contrabando “hormiga”, es decir, en pequeñas cantidades.
“Es un fenómeno que ya tiene mucho tiempo presente o latente, pero hay que considerar esa posibilidad (el contrabando hormiga)”, dice.
Esa posibilidad contrasta con los anuncios de la Distribuidora Marlex, la cual en su sitio de Internet maneja una tienda en línea en la que ofrece varias categorías de ropa usada por piezas o hasta por mil libras.
Pero también con las ofertas de empresas en El Paso, como Mid-West Textile Co., una de las preferidas de los comerciantes juarenses donde se abastecen de pacas desde las 50 hasta mil libras.
Personal de la empresa Mid-West Textile Co. no proporcionó información sobre sus ventas y clientes, porque no están autorizados a conceder entrevistas y su supervisora se encontraba fuera de la ciudad.

Ciudad Juárez, la mejor puerta

Convertido en un lucrativo negocio que aparentemente ha repuntado ante el desempleo de los últimos años, Ciudad Juárez se ha convertido en la puerta de entrada para el tráfico de toneladas de ropa usada.
Si bien las restricciones impuestas para la importación legal de ropa usada impiden medir su ingreso y comercialización en el país, los decomisos de 2010 a la fecha revelan lo grueso del negocio.
Información oficial proporcionada por el Servicio de Administración Tributaria (SAT) al amparo de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental, evidencia que Ciudad Juárez es la segunda frontera de todo el país, tanto del norte como del sur, con mayor cantidad de ropa usada embargada.
Según el reporte, en 2010 la autoridad aduanera en 21 municipios fronterizos, decomisó en Ciudad Juárez 35 mil 283 kilos de ropa, cantidad que colocaba a la ciudad en el quinto lugar de mayores embargos de ese tipo.
La mayor cantidad de embargos de ese año ocurrió en Nuevo Laredo, Tamaulipas, donde se registró un total de 196 mil 557.5 kilos de ropa decomisada; en segundo lugar quedó Tijuana, Baja California, con 84 mil 863; en tercer lugar, Matamoros, Tamaulipas con 67 mil 925.5; y en cuarto lugar, Piedras Negras, Coahuila, 46 mil 956.28.
A la vuelta de un año, es decir, en 2011, Ciudad Juárez subió al segundo lugar de decomisos de este producto, pues se documentó el embargo de 120 mil 138 kilos de ropa usada, casi cuatro veces más que en 2010.
Ese año el primer lugar de decomisos también lo ocupó la Aduana Fronteriza de Nuevo Laredo, Tamaulipas, donde aseguraron 374 mil 740.5 kilogramos de ropa usada.
En tercer lugar quedó la Aduana de Sonoyta, Sonora, donde se embargaron 64 mil 740 kilos.
El SAT informó que el decomiso de esta mercancía lo llevó a cabo conforme a lo previsto en su reglamento interior, ya que cuentan con facultades para realizar estas acciones cuando se incumple con las disposiciones establecidas.
La importación de ropa usada está restringida por la Secretaría de Economía, que aduciendo razones de salud la sujeta a un permiso previo que técnicamente es difícil cumplir porque los requisitos son muy específicos, ya que pide información sobre el país de origen de la mercancía y la clasificación por materiales de las prendas, esto último para fijar los aranceles.
También porque se solicitan los datos fiscales del comerciante y la mayoría de éstos son informales.
Juan Ramón Huerta León, administrador de la Aduana Fronteriza, indica que cuando se detecta ropa usada y no se exhibe el permiso correspondiente, se asegura para su destrucción.
“No se considera nomás que una falta administrativa, sólo si rebasa la omisión de impuestos, el máximo es de 120 mil pesos, se considera y se consigna al Ministerio Público”, detalla.
A la fecha no se ha presentado un caso de ese tipo, por lo que la ropa asegurada se traslada al relleno sanitario para su destrucción. “Pero si hay alguien que tenga elementos para hacer una denuncia, creo que las investigaciones arrojarían lo conducente”, manifiesta.

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