Internacional

Encierra China a musulmanes en centros

Reforma

2018-09-23

China- Medios internacionales han informado sobre una campaña dirigida a miembros de minorías étnicas a través de la cual son detenidos y llevados a centros en los que ex reclusos han denunciado tortura y condiciones inhumanas, además de ser expuestos y obligados a participar en actividades de conversión y abandono de sus prácticas religiosas a cambio de la imposición de la ideología del Partido Comunista de China.
Las condiciones en los centros considerados como de reeducación han sido descritas como inhumanas, luego de que un ex recluso revelara que fue obligado a usar ropa de metal, atuendo conjunto de garras de metal y varillas que lo dejaban inmóvil durante 12 horas como castigo por desobedecer a un guardia.
De acuerdo con un informe de Human Rights Watch, ex reclusos describieron episodios en los que se les negaban los alimentos, así como la inmovilización con grilletes o el castigo de permanecer de pie durante 24 horas, además de que haber sido sometieron a confinamiento y privación de sueño.
Como castigos ante la falta de cooperación con las actividades de los centros, algunos ex reclusos han afirmado que los rebeldes eran esposados de pies y manos hasta por 12 horas o más.
En julio de 2009, más de mil manifestantes se enfrentaron con la Policía en la capital de la región de Xinjiang, donde al menos murieron al menos 4 personas y otras 20 resultaron heridas, después de varios días de tensiones entre musulmanes uigures y miembros de la etnia han, sucesos aumentaron los motivos para "justificar" el encierro de cientos de personas en centros de detención.
Tras los incidentes, docenas de uigures fueron llevados a las estaciones de Policía con las manos atadas en la espalda y con la cabeza cubierta, actos que fueron seguidos de un toque de queda.
Los disturbios fueron considerados como el enfrentamiento étnico más grande registrado en China desde el levantamiento tibetano de marzo de 2008, donde también destacaron frustraciones sentidas por algunas minorías en el oeste de China sobre las políticas del Partido Comunista.
La etnia uigur es un un grupo musulmán de lengua turco-china, muy similar al uzbeko, que ha resentido el dominio han, mientras que las fuerzas de seguridad chinas los han intentado mantener bajo control en Xinjiang, región rica en petróleo y hacia donde se ha promovido la migración china, al señalar ataques al Gobierno y tendencias separatistas.
El Gobierno chino ha negado la existencia de los campos de detención al afirmar que sirven para la asistencia y educación de delincuentes menores.
Medios estatales han desestimado los informes que califican los espacios como campos de detención y han señalado que solo son críticas sin fundamento los derechos humanos de China.
Dos ex reclusos de un campo de concentración relataron cómo durante su encierro fueron obligados a aprender chino mandarín, a cantar himnos patrióticos y a estudiar la doctrina del Partido Comunista Chino, sin que a ninguno de ellos se les enseñaran habilidades vocacionales.
El partido tiene una historia oscura sobre campos de reeducación, los cuales son combinados con trabajos duros y adoctrinamiento sobre la línea oficial.
Adrian Zenz, académico enfocado en las políticas de China hacia los uigures, afirmó al sitio Vox que los funcionarios chinos comenzaron a utilizar campos en Xinjiang alrededor de 2014, casi al mismo tiempo que el Gobierno culpó de una serie de ataques terroristas a separatistas radicales de la etnia.
Kayrat Samarkand, de 30 años y quien pasó tres meses en un centro de detención, relató al periódico estadounidense The Washington Post que en su estadía le fue asignado un dormitorio con otros 14 hombres.
Samarkand señaló que sus días comenzaban con dos horas de estudio sobre temas que incluían el espíritu de Congreso del Partido Comunista donde el Presidente chino expuso su dogma político en un discurso de tres horas, además de cantar alabanzas hacia el Mandatario.
Entre otras medias tomadas por el Gobierno chino se incluyen el reconocimiento facial con tecnología en las estaciones de trenes de la región, la confiscación de pasaportes para evitar la salida de miembros minorías, además de la retención de teléfonos celulares para el copiado de información y análisis de la misma.
Ante los cuestionamientos, el Gobierno chino ha negado cualquier tipo de tortura y, en cambio, ha respondido que se trata de programas de reeducación enfocado a enseñar aptitudes vocacionales.
Xiaojun señaló durante un panel de consulta de la ONU que también aunque no pueda ser la mejor manera, tal vez sea la forma más adecuada de lidiar con el extremismo islámico o religioso, debido a que países de Occidente como Bélgica o Francia han fallado en combatir dicha amenaza.
La ONU ha pedido a China la liberación de todos los detenidos arbitrariamente, mientras el Gobierno de Estados Unidos, considera ya sanciones contra funcionarios y las compañías chinas involucradas en la construcción de los campos.
Dado que la atención internacional hacia Xinjiang ha crecido, la respuesta de China ha pasado de la negación general a la justificación.
En un panel de la Naciones Unidas, Hu Lianhe, representante de la delegación china, afirmó que no había centros de reeducación en Xinjiang, pero describió los recintos como centros de formación profesional.
"Para aquellos que son condenados por delitos menores, los ayudamos y les enseñamos habilidades vocacionales en centros de educación y capacitación, de acuerdo con las leyes pertinentes. No hay detención arbitraria y tortura", indicó.
En tanto, el Gobierno de Donald Trump ha considerado la imposición de sanciones contra altos funcionarios y empresarios vinculados con la construcción y operación de los centros de detención.
Las sanciones económicas serían una de las primeras veces que la Administración Trump toma medidas contra China por violaciones a los derechos humanos
Asimismo, Estados Unidos ha tratado de limitar las ventas de tecnología de vigilancia que las agencias y compañías de seguridad chinas usan para monitorear a los miembros de las etnias afectadas en todo el noroeste del gigante asiático.
Con información de The Guardian, Reuters, The New York Times, Vox y The Guardian.

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