Internacional

Enfrentará larga lista de retos nuevo presidente de Colombia

Associated Press

2018-08-07

Bogotá— Iván Duque, el joven protegido del poderoso exdirigente Álvaro Uribe, asumirá la presidencia de Colombia el martes. Por delante tendrá la tarea de guiar la implementación del acuerdo de paz con los rebeldes izquierdistas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que sigue en terreno inestable.
Tras su toma de posesión en la Plaza Bolívar de la capital, Bogotá, a sus 42 años, Duque se convertirá en el jefe de Estado electo más joven en la historia del país.
Padre de tres hijos, Duque se describe como un centrista que unirá a la nación en un momento en que muchos siguen profundamente divididos por el acuerdo de paz que puso fin a más de cinco décadas de sangriento conflicto con las FARC.
Sus detractores temen que no sea más que un títere en manos de Uribe, el expresidente conservador que defendió el "No" en el referéndum que rechazó la primera versión del pacto con los rebeldes en 2016. Uribe sigue contando con el respaldo de millones de colombianos, aunque probablemente sea igual de detestado por legiones que denuncian abusos contra los derechos humanos cometidos en sus años en el poder.
Duque tomará el relevo de Juan Manuel Santos en un momento crítico: la producción de coca alcanza niveles récord, grupos armados ilegales luchan por territorios en los que el estado tiene escasa o nula presencia y una oleada de asesinatos de activistas sociales mostró que la paz sigue siendo un término relativo.
"Si Duque no puede solucionar este problema y encontrar una forma de llevar al estado a las zonas rurales, vamos a seguir teniendo los mismos problemas que hemos tenido durante décadas", dijo Jorge Gallego, profesor en la Universidad del Rosario de Colombia.
Duque es hijo de un exgobernador y ministro de Energía y sus amigos dicen que tiene aspiraciones presidenciales desde su más tierna infancia. Pero su paso de tecnócrata desconocido a popular senador, y ahora a presidente, ha sido extraordinariamente rápido, impulsado en parte por el apoyo de su mentor, Uribe.
Entre las prioridades de la agenda de Duque estarán probablemente la economía y el acuerdo de paz, además de la reducción de la producción de coca, que el año pasado alcanzó niveles nunca vistos en dos décadas de operaciones antidroga conjuntas con Estados Unidos. Esto puso a prueba la relación tradicionalmente estrecha entre Bogotá y Washington.
Durante la campaña electoral, Duque prometió cambios en el pacto con las FARC, incluyendo la imposición de penas más duras para los exlíderes de la ahora difunda guerrilla responsables de crímenes de lesa humanidad. Según el texto, la mayoría de los rebeldes que confiesen sus crímenes no entrarán en prisión, una concesión dolorosa para muchos colombianos que todavía recuerdan de forma vívida las atrocidades de la guerra.

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