Reforma
2018-07-02Berlín— Tras 15 días de máxima tensión política, los partidos conservadores aliados de Alemania llegaron a un acuerdo para evitar el colapso del Gobierno de coalición en Berlín.
"Tras intensas negociaciones entre la CDU y la CSU hemos llegado a un acuerdo para prevenir en el futuro la inmigración ilegal en la frontera entre Alemania y Austria", anunció Horst Seehofer, ministro de Interior alemán y líder bávaro que durante semanas amenazó con renunciar.
El pacto incluye la creación de centros para migrantes en la frontera y evita la dimisión del funcionario que amenazaba la continuidad del Ejecutivo alemán.
"Hemos encontrado un acuerdo realmente bueno tras días duros y difíciles", estimó la Canciller, Angela Merkel.
El anuncio del pacto devuelve la estabilidad al Gobierno negociado entre los conservadores y los socialdemócratas alemanes desde el pasado marzo.
"Por un lado queremos instalar centros de tránsito en Alemania y desde allí llevar a cabo devoluciones de acuerdo con países de los que vengan los demandantes de asilo y en los que ya estén registrados", explicó la Mandataria.
"De esta manera, el espíritu de la Unión Europea se preserva y a la vez damos un paso importante para ordenar y controlar la migración secundaria".
En el acuerdo se busca bloquear el desplazamiento de demandantes de asilo entre países de la Unión, un objetivo que Seehofer había convertido en una exigencia para permanecer en su puesto.
Las cifras oficiales indican que Alemania sólo ejecutar 15 por ciento de las deportaciones de solicitantes de asilo vía la Unión Europea, tan sólo el año pasado, Berlín solicitó la devolución de 64 mil 267 refugiados a países de la UE.
El lunes, las cúpulas de los partidos históricamente aliados, la Unión demócrata cristiana (CDU) y su hermano bávaro, la Unión Social Cristiana (CSU), se reunieron con la amenaza de dimisión de Seehofer y de ruptura del Gobierno todavía en el aire.
Desde las filas de ambas alineaciones se hicieron llamados a la unidad, aunque las diferencias entre en torno a la política migratoria y el papel de la UE en la protección de las fronteras interiores, han roto una alianza política que ha durado casi 70 años y que amenaza con derrumbar el actual Gobierno de Berlín.
La idea que contempla el pacto es crear centros de internamiento en la frontera bávara, en ellos se encerraría a migrantes y se examinaría su solicitud de asilo.
De no cumplir los requisitos para solicitar asilo en Alemania, serían deportados a su país de origen o al país de la UE en el caso de que fueran parte de la llamada migración secundaria entre los países europeos. El modelo sería parecido a los centros de internamiento de los aeropuertos.
Seehofer alentó la confrontación hasta el último momento.
"No me voy a dejar cesar por alguien que es Canciller gracias a mí", dijo el Ministro antes de la reunión con Merkel al diario Süddeutsche Zeitung.
"Estoy en una situación inimaginable. La persona a la que ayudé a llegar donde está quiere ahora quitarme de en medio", agregó.
Hace dos semanas, el Ministro del Interior impuso un ultimátum a Merkel: o presentaba a su partido una fórmula para impedir la llegada de asilados que hubieran pedido protección internacional en otro país de la UE, o comenzaba los preparativos para el cierre de la frontera austro bávara ignorando reglas y consensos europeos.
En estas dos semanas, Merkel ha peleado para sacar adelante un texto del Consejo Europeo en el que se menciona expresamente la preocupación de Seehofer relativa a las llamadas "migraciones secundarias".
Además, aseguró haber logrado el compromiso bilateral con 16 países, tres de ellos lo niegan, para acelerar las devoluciones de refugiados según establece el reglamento de Dublín.