Associated Press
2018-06-15
Osorno, Chile— Por primera vez dos grupos de fieles católicos de Osorno, Chile, fueron escuchados el jueves por enviados papales que buscan disminuir la enorme división abierta desde que Francisco les impuso un obispo señalado como encubridor de abusos sexuales.
El arzobispo Charles Scicluna y el sacerdote Jordi Bertomeu escucharon por separado a los fieles, aunque no respondieron a las consultas de qué pruebas reunieron durante su viaje a este país en febrero para que el papa decidiera a comienzos de semana remover de su cargo al obispo Juan Barros, al que defendió con firmeza cuando visitó Chile a mediados de enero.
Al término del encuentro, Bertomeu declaró que el informe de 2.300 páginas "nunca se hará público porque el papa quiso que fuese así para que todo el mundo pudiera hablar con la máxima tranquilidad y confidencialidad".
Más de un centenar de miembros de la Organización de Laicos y Laicas de Osorno acudieron al encuentro, aunque no todos tuvieron tiempo de hablar con los representantes del Vaticano.
Los fieles relataron maltratos psicológicos y verbales que sufrieron por oponerse a Barros incluso antes de que Francisco lo asignara a esta ciudad, dijo a The Associated Press Felipe Navarrete, miembro del grupo.
Agregó que hubo momentos en que Scicluna y Bertomeu abrazaron a personas que se quebraron y estallaron en llanto.
Rosa del Río dijo a la AP que "faltó mucho", pero escucharon "testimonios potentes". Agregó que no es partidaria de la realización de una misa el domingo en la catedral como un inicio en el camino de la reconciliación porque aún "hay muchas heridas abiertas".