Internacional

Consuela Francisco a afectados por inundaciones y violencia

Associated Press

2018-01-20

Trujillo, Perú– A orillas del Pacífico, el Papa Francisco consoló el sábado a los peruanos que lo perdieron todo en las inundaciones de 2017 y les dijo que pueden superar todas las "tormentas" de la vida reuniéndose como una comunidad y erradicando la violencia que azota al norte peruano.

Francisco viajó a Trujillo, tercera ciudad más importante del país que fue golpeada por las tormentas de "El Niño" y el año pasado mataron a más de 150 personas y destruyeron cientos de miles de hogares en todo Perú. Muchos todavía viven en tiendas de campaña.

El Pontífice dijo a unos 200 mil fieles que vino a rezar con los damnificados, quienes también deben enfrentarse a "otras tormentas que pueden azotar estas costas con efectos devastadores en la vida de niños de estas tierras", en referencia al crimen organizado y el sicariato que afectan el norte peruano.

Francisco comentó que los peruanos han mostrado que los problemas más grandes de la vida pueden ser enfrentados cuando la comunidad se reúne "para ayudarse unos a otros como verdaderos hermanos y hermanas".

La extorsión es común en el norte del Perú y en los alrededores de Trujillo, especialmente en las zonas más afectadas por las inundaciones. Los conductores de autobús que no pagan a menudo ven sus autobuses incendiados. La violencia es tan prevalente aquí que el destacado autor peruano Mario Vargas Llosa escribió sobre ella en una de sus novelas más recientes –"El héroe discreto"– inspirada en un empresario de Trujillo que se negó a pagar.

Con ese telón de fondo, el Papa encontró una población frustrada que espera que su visita pueda acelerar el ritmo de la reconstrucción del peor desastre ambiental que ha sufrido Perú en casi dos décadas.

"La gente está furiosa, saben que las autoridades no han hecho nada", dijo Carlos Bocanegra, un biólogo de 60 años que vive en Trujillo.

Francisco es el segundo Pontífice que visita la ciudad costera, que se ve sacudida periódicamente por las desastrosas lluvias causadas por el calentamiento de las aguas del Océano Pacífico. Juan Pablo II estuvo en Trujillo en 1985 durante una década en la que Perú se vio afectado por 'El Niño', la hiperinflación y la violencia política.

"La paz debe llegar por la vía del diálogo y no de la violencia", dijo el fallecido Pontífice durante esa visita.

Tres décadas después, muchas de las desigualdades de entonces persisten en la sociedad peruana y las zonas rurales y pobres están todavía poco preparadas para enfrentar los daños causados por los desastres climáticos.

Bocanegra lamentó que a un año de las inundaciones muchas calles de Trujillo sigan teniendo hongos y restos dejados por unas tormentas que se estima causaron daños valorados en varios miles de millones de dólares.

Las imágenes de los peruanos formando cadenas humanas para ayudarse a cruzar las carreteras y las historias de supervivencia de quienes consiguieron salir con vida de los deslaves captaron la atención de la nación durante meses.

El desastre afectó a casi dos millones de personas según las autoridades.

Después de celebrar la misa, Francisco recorrió en su papamóvil una barriada con el mismo nombre que su lugar de nacimiento: Buenos Aires. La gente saludó su caravana, algunos ondeando banderas argentinas.

El primer papa latinoamericano ha viajado por toda la región desde que se convirtió en pontífice en 2013, pero no ha visitado Argentina, obligando a muchos de sus compatriotas a trasladarse para verlo en otros países.

La visita del Pontífice en Chile al inicio de la semana se vio empañada por protestas debido a la respuesta de la iglesia católica al abuso sexual de sacerdotes. También se quemaron iglesias, una de ellas durante la madrugada del sábado.

La Iglesia de la Virgen de la Candelaria, a unos 100 kilómetros al sur de Santiago, fue incendiada hasta los cimientos y las autoridades investigan el caso como un probable acto de vandalismo.

Francisco desató un alboroto nacional en Chile el jueves cuando acusó a las víctimas del mayor sacerdote pedófilo del país de haber calumniado a otro obispo, Juan Barros. Los sobrevivientes dicen que Barros sabía de los abusos de Fernando Karadima y no hizo nada para detenerlo o denunciarlo, señalamiento que Barros niega.

El sábado, el principal consejero de Francisco sobre abuso sexual clerical criticó al pontífice por sus acusaciones contra las víctimas, calificando sus palabras como "una fuente de gran dolor para los sobrevivientes de abuso sexual".

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