Internacional

Reduce Washington personal en Cuba

Associated Press

2017-09-29

Washington— Estados Unidos emitió ayer una funesta advertencia para que los estadounidenses se mantengan alejados de Cuba, y ordenó la salida de más de la mitad de sus diplomáticos, reconociendo que ni los cubanos ni el FBI han podido determinar quién o qué ha causado misteriosos problemas de salud a su personal durante meses.
Sin dar más rodeos sobre el tema, el gobierno de Donald Trump comenzó a calificar dichos episodios como "ataques" en lugar de "incidentes".
La decisión es un golpe a los ya frágiles lazos entre Estados Unidos y Cuba, viejos enemigos que sólo recientemente han dejado atrás sus hostilidades.
La embajada en La Habana perderá aproximadamente 60% de sus empleados y dejará de emitir visas por tiempo indeterminado, dijeron los funcionarios estadounidenses. Unos 50 estadounidenses trabajan en la sede diplomática.
El presidente Trump dijo que en Cuba "hicieron algunas cosas muy malas" que dañaron a diplomáticos estadounidenses, pero no dijo a quiénes se refería.
Aunque las autoridades sospecharon inicialmente de alguna clase de "ataque sónico", el panorama es nebuloso.
El FBI y otras agencias que catearon viviendas y hoteles donde se registraron los incidentes, no hallaron dispositivos.
El secretario de Estado, Rex Tillerson, quien revisó las opciones con Trump para dar una respuesta, dijo que "hasta que el gobierno de Cuba pueda garantizar la seguridad de nuestros diplomáticos, nuestra embajada se reducirá sólo al personal de emergencia con el objetivo de minimizar el número de diplomáticos en riesgo de exponerse a daño".
Al emitir la advertencia de viaje, el Departamento de Estado confirmó un reporte difundido hace tiempo por The Associated Press en el sentido de que personal estadounidense experimentó efectos físicos inexplicables en hoteles en Cuba.
Aunque se desconoce si turistas estadounidenses se han visto afectados, la dependencia indicó que podrían verse expuestos si viajan a la isla.
Este pronunciamiento podría golpear un componente crítico de la economía cubana, la cual se ha expandido en años recientes luego de que Estados Unidos ha relajado las restricciones.
Al menos 21 diplomáticos y sus familiares se han visto afectados.
El Departamento de Estado ha dicho que los síntomas incluyen pérdida auditiva, mareo, dolor de cabeza, fatiga, problemas cognitivos y dificultad para dormir.
Hasta el día de ayer, Estados Unidos había dicho que se trataba de "incidentes".
El comunicado de Tillerson puso fin a esa práctica y mencionó el término "ataques" varias veces; en la alerta de viaje se incluyó cinco veces dicha palabra.
Aun así, el gobierno no ha culpado directamente a Cuba de perpetrar los ataques, y las autoridades han pasado semanas sopesando cómo minimizar el riesgo para los estadounidenses en Cuba sin necesariamente dañar las relaciones o caer en la trampa de un adversario.
Si los ataques han sido cometidos por una potencia externa como Rusia o Venezuela para ocasionar un enfrentamiento entre Estados Unidos y Cuba –como han teorizado algunos investigadores–, la salida estadounidense terminaría recompensando al agresor.
Por otro lado, las autoridades han batallado con las dimensiones morales de mantener a los diplomáticos en un sitio donde el gobierno no puede garantizar su seguridad.
El gobierno consideró expulsar a diplomáticos cubanos de Estados Unidos, de acuerdo con funcionarios, pero hasta ahora no se ha ordenado tal acción.

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