El Diario de Juárez
2017-07-31
Poco más de un año después de que saliera a la luz el esfuerzo que hicieron los rusos para interferir en la elección presidencial de Estados Unidos, el enfrentamiento diplomático -que en la relación entre Moscú y Washington ha llegado a una escala que no se había visto en décadas- está pasando la factura.
El presidente Vladimir V. Putin apostó a que Donald J. Trump, quien había hablado amablemente de Rusia y de su autoritario líder durante años, podría tratar a su país como Putin había deseado desde hace tiempo.
Es decir, como la súper potencia que en algún tiempo fue, o por lo menos una fuerza importante que debe ser reconocida, desde Siria hasta Europa y por su ejército, después de dos décadas de haberlo ignorado.
Pero en este momento, esa apuesta salió contraproducente, de manera espectacular.
Si las sanciones que fueron aprobadas abrumadoramente por el Congreso la semana pasada enviaron un mensaje a Moscú, fue que las manos de Trump están atadas en lo relacionado con Rusia, probablemente durante muchos años.
Justo semanas después que los dos líderes pasaron horas al parecer en una conversación amistosa en Hamburgo, Alemania, el prospecto de los tipos de acuerdos que Trump comentó en alguna ocasión en las entrevistas parece más distante que nunca.
El Congreso no está preparado para perdonar que Rusia se haya anexado a Crimea, ni permitir una amplia reinversión en la energía rusa.
Después de haber contribuido a la derrota de Hillary Clinton, los republicanos temen que su presidente no entienda bien con quién está lidiando en Moscú.
Así que, con la decisión de ordenar que cientos de diplomáticos estadounidenses y rusos que trabajan para la embajada estadounidense deben abandonar sus puestos, Putin, quien es conocido por ser un gran táctico pero no un gran estratega, volvió a cambiar el curso de las cosas nuevamente.
Por ahora, los funcionarios estadounidenses y expertos externos dijeron este domingo que él cree que su gran ventaja está en escalar esa disputa, al estilo de la Guerra Fría, en lugar de tratar subrepticiamente de manipular los eventos con una mezcla de pretextos, ciberataques y guerra de información.
Aunque no se sabe cuánto de ese anuncio afectará las relaciones cotidianas.
Los medios de comunicación rusos dijeron que a 755 diplomáticos les prohibirían trabajar y presumiblemente serán expulsados, no parece nada cercano a los 755 diplomáticos estadounidenses que trabajan en Rusia.