Internacional

Condenan a estadounidense en Irán por 'infiltración'

AFP

2017-07-16

Teherán— Un estadounidense acusado de "infiltración" fue condenado a 10 años de cárcel en Irán, anunció este domingo el portavoz de la justicia iraní Gholamhossein Mohseni-Ejeie.
"Un estadounidense, que posee otra nacionalidad (no iraní), fue identificado y detenido por los servicios de inteligencia", declaró el portavoz sin precisar la identidad, la fecha del arresto o detalles de la "misión de infiltración".
"Había venido para una misión de infiltración y fue condenado a 10 años de cárcel", agregó Mohseni-Ejeie, en una conferencia de prensa transmitida por la televisión.
"El individuo estaba dirigido directamente por los estadounidenses" en su misión, agregó.
El acusado "apeló su condena", continuó añadiendo que daría más detalles sobre el caso cuando se confirme la pena.
Dos ciudadanos iraníes que también tienen la nacionalidad estadounidense, el empresario Siamak Namazi y su padre Mohamad Bagher Namazi, fueron condenados en octubre de 2016 junto a otras cuatro personas a diez años de prisión por "espionaje" a favor de Estados Unidos.
Siamak Namazi había sido detenido en octubre de 2015. Su padre, Bagher, que tiene 81 años y que trabajó para la UNICEF, fue detenido en febrero de 2016 cuando viajó a Irán para intentar obtener la liberación de su hijo.
Estados Unidos pidió en varias ocasiones su liberación inmediata.
Estados Unidos también pide a Irán su cooperación en el caso de Robert Levinson, un ex agente del FBI desaparecido en Irán desde 2007.
En enero de 2016 cuatro iraníes-estadounidenses, entre ellos el periodista del Washington Post Jason Rezaian, acusado de espionaje, y el ex Marine Amir Hekmati, fueron liberados y cambiados contra siete iraníes con causas en Estados Unidos. Un quinto estadounidense fue liberado en paralelo pero fuera de este intercambio.
Los siete iraníes que tenían causas en Estados Unidos se beneficiaron de medidas de clemencia.
Irán y Estados Unidos no tienen relaciones diplomáticas desde 1980 y sus relaciones se complicaron más con la llegada al poder del presidente Donald Trump que, ante el Congreso, adoptó una posición hostil hacia la República Islámica y llamó a Arabia Saudita a "aislar" a su rival chiita, considerando a Teherán como una "amenaza" regional.

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