New York Times News Service
2017-05-20
Washington— El gobierno chino desmanteló sistemáticamente las operaciones de espionaje de la CIA en el país a partir de 2010, matando o encarcelando a más de una docena de informantes durante dos años y afectando la capacidad de reunir información allí durante varios años.
Funcionarios actuales y antiguos de Estados Unidos describieron la ruptura de inteligencia como una de las peores en décadas.
Esto provocó una carrera en las agencias de inteligencia y en la Policía de Washington para contener las consecuencias, pero los investigadores estaban amargamente divididos sobre la causa.
Algunos estaban convencidos de que un soplón dentro de la CIA había traicionado a los Estados Unidos. Otros creían que los chinos habían hackeado el sistema encubierto que la CIA utilizaba para comunicarse con sus fuentes extranjeras. Años más tarde, ese debate sigue sin resolverse.
Pero no hubo desacuerdo sobre el daño causado. De las últimas semanas de 2010 a finales de 2012, según los antiguos funcionarios estadounidenses, los chinos mataron al menos a una docena de fuentes de la CIA.
Según tres de los funcionarios, uno de ellos fue fusilado frente a sus colegas en el patio de un edificio del gobierno –un mensaje a otros que podrían haber estado trabajando para la CIA.
Otros fueron encarcelados. En total, los chinos mataron o encarcelaron entre 18 y 20 de las fuentes de la CIA en China, de acuerdo con dos altos exfuncionarios estadounidenses, desentrañando efectivamente una red que había tardado años en construirse.
Evaluar las consecuencias de una operación de espionaje expuesta puede ser difícil, pero el episodio fue considerado particularmente dañino.
El número de activos estadounidenses perdidos en China, rivalizó con los perdidos en la Unión Soviética y Rusia durante las traiciones de Aldrich Ames y Robert Hanssen, anteriormente de la CIA y el FBI, quienes divulgaron operaciones de inteligencia a Moscú durante varios años.
El episodio no denunciado anteriormente muestra cómo los chinos fueron exitosos en interrumpir los esfuerzos de espionaje de los EU y en robar secretos años antes de que una brecha bien publicitada en 2015 le diera acceso a Beijing a miles de registros de personal del gobierno, incluidos los contratistas de inteligencia.
La CIA considera que el espionaje en China es una de sus principales prioridades, pero el amplio aparato de seguridad del país hace que sea excepcionalmente difícil para los servicios occidentales desarrollar fuentes allí.