Internacional

El ‘robo del siglo’ en Paraguay desata temores de delincuencia transfronteriza

The New York Times

2017-04-27

Río de Janeiro— Ciudad del Este ha sido calificada como el paraíso sudamericano para los contrabandistas, pero, incluso según esos estándares, el crimen más reciente en esa localidad fue atrevido.

La madrugada del lunes, un grupo de bandidos prendió fuego a automóviles en la ciudad paraguaya, que se encuentra en la zona apodada Tres Fronteras, limítrofe con Paraguay, Brasil y Argentina. Aprovechando el caos, los bandidos abrieron fuego contra la entrada de una compañía de gestión y transporte de efectivo y dinamitaron la entrada a la caja fuerte.

El grupo se robó alrededor de diez millones de dólares en efectivo e hirió de muerte a un policía antes de huir a bordo de un barco por la reserva del dique de Itaipu en Brasil. Se toparon con las autoridades brasileñas e intercambiaron fuego; en el enfrentamiento murieron tres de los sospechosos y, hasta el momento, han sido detenidos doce más.

“Esto es lo que se ve en países en guerra”, dijo Cornelio Melgarejo, director de un albergue para menores de edad que está junto al edificio atacado en Ciudad del Este. “Uno no escucha todos los días el estallido de explosivos en un lugar donde duermen niños”.

El hurto está siendo investigado por las autoridades brasileñas y paraguayas, y ha despertado temores en una localidad conocida desde hace tiempo por ser un foco del contrabando de armas y drogas. Los paraguayos intentaban reinventar a Ciudad del Este como un centro manufacturero de bajo costo para empresas en Brasil, inspirados en ciudades fronterizas de México como Tijuana y Juárez que atraen a compañías estadounidenses.

Pero el aumento de casos como el del lunes ha puesto en jaque tales ambiciones. Expertos en seguridad dicen que la primera señal de un incremento en la violencia llegó el año pasado, cuando fue asesinado Jorge Rafaat Toumani, un capo de droga brasileño que estaba fugitivo y que fue baleado cuando estaba a bordo de una camioneta Hummer en Pedro Juan Caballero, Paraguay.

En esa ocasión, y en el robo más reciente, el principal sospechoso de las autoridades paraguayas es el PCC, una pandilla brasileña que opera en las prisiones cuyo nombre en portugués es Primeiro Comando da Capital. “Todo apunta a que son integrantes del PCC”, dijo el ministro de Interior paraguayo Lorenzo Lezcano, al diario local ABC Color.

El resurgimiento del PCC también preocupa a las autoridades brasileñas, pues la organización delictiva busca ganar terreno en la cuenca del Amazonas, un empuje que desató una serie de masacres en varias cárceles de Brasil a principios del año. Murieron más de cien reos.

El atraco a Prosegur, la empresa de transporte de efectivo, fue similar al de robos en las ciudades brasileñas de Campinas, Santos y Ribeirão Prêto, todas a oficinas de Prosegur, en 2015 y 2016.

Investigadores de São Paulo también han vinculado al PCC a otros asaltos con tácticas similares en Paraguay, según reportes de la prensa brasileña. Lincoln Gakiya, fiscal de São Paulo que investiga redes del crimen organizado, dijo que el PCC ha intentado irrumpir en Paraguay para controlar puntos de transporte y para poder traficar drogas a Brasil. Aunque destacó que todavía se necesitan pruebas para vincular a la banda con el atraco de Prosegur.

“Desde los explosivos que fueron usados hasta cómo se planeó, todo apunta al involucramiento del PCC”, dijo Gakiya. “Así es como el grupo recauda el capital necesario para sus operaciones”.

Sin embargo, algunos especialistas en seguridad advirtieron que no se puede culpar al PCC sino hasta que se investigue bien el robo del 24 de abril.

“Es fácil exagerar la importancia del PCC como una amenaza regional o nacional si eso refuerza al aparato burocrático que se posiciona para combatir a esa amenaza”, dijo Renato Sérgio de Lima, director del grupo de análisis del crimen organizado Foro Brasileño de Seguridad Pública.

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