Internacional

‘Sherlock Holmes' del genocidio en Armenia revela evidencia perdida

El Diario

2017-04-22

Por más de un siglo, Turquía ha negado cualquier participación en el asesinato de armenios en lo que los historiadores han aceptado por mucho tiempo como un genocidio que inició en 1915, mientras la Primera Guerra Mundial I se esparcía por los continentes. La versión turca negando todo se basa en el argumento de que los documentos originales de los tribunales militares post guerra que condenaron a los planeadores del genocidio no se encontraban en lugar alguno, escribe The New York Times.

Ahora, Taner Akcam, historiador turco en la Universidad Clark en Worcester, Massachusetts, quien ha estudiado el genocidio por décadas a través de reunir documentos de todo el mundo para establecer la complicidad del estado en los asesinatos, reporta que ha desenterrado un telegrama original de los juicios, en un archivo a cargo del Patriarcado Armenio de Jerusalén.

“Hasta ahora, faltaba la pistola humeante”, comentó el señor Akcam. “Esta es la pistola”. Él se refirió al descubrimiento como “un terremoto en nuestro campo”, y dijo que esperaba eliminar “el último ladrillo del muro de negaciones”.

La historia comienza en 1915 en una oficina en la ciudad turca de Erzurum, cuando un oficial de alto nivel del Imperio Otomano envió un telegrama en código secreto a un colega en el campo, pidiendo detalles sobre las deportaciones y asesinatos de armenios en el este de Anatolia, la parte más al este de la Turquía contemporánea.

Después, una copia descifrada del telegrama ayudó a condenar al oficial, Behaeddin Shakir, por planear lo que los estudiosos han reconocido por mucho tiempo y que Turquía ha negado: el asesinato organizado de hasta 1.5 millones de armenios por los líderes de un Imperio Otomano en decadencia, una atrocidad reconocida como el primer genocidio del siglo 20.

Y en eso, de repente, la mayoría de los documentos originales y testimonios jurados de los juicios desaparecieron, dejando a los investigadores dependiendo principalmente de la mayoría de los resúmenes del periódico otomano oficial.

El señor Akcam expresó que tenía pocas esperanzas de que su nuevo hallazgo cambiara las cosas inmediatamente, dada la política anquilosada de Turquía de negar y especialmente en un tiempo de revuelta política cuando su presidente, Recep Tayyip Erdogan, se ha vuelto más nacionalista.

Pero el trabajo de vida del señor Akcam ha sido señalar y contradecir, hecho a hecho, documento a documento, las negaciones de Turquía.

“Mi firme creencia como turco es que la democracia y los derechos humanos en Turquía sólo se pueden establecer enfrentado la historia y reconociendo los errores históricos”, dijo.

Fue más allá argumentando que mucho del caos que gobierna el Medio Oriente hoy en día es resultado de una falta de confianza entre las comunidades por errores históricos que nadie desea admitir.

“El pasado no es el pasado en el Medio Oriente”, dijo. “Este es el obstáculo más grande para alcanzar la paz y estabilidad en el Medio Oriente”.

Eric D. Weitz, profesor de Historia de la Universidad de la Ciudad de Nueva York y un experto en el genocidio armenio, llamó al señor Akcam “el Sherlock Holmes del genocidio armenio”.

“Ha acumulado una pista tras otra tras otra”, agregó el Professor Weitz.

Exactamente dónde estuvo el telegrama todos estos años, y cómo lo encontró el señor Akcam, es una historia por sí misma. En 1922, los turcos nacionalistas estaban  a punto de tomar el país, los líderes armenios en Estambul enviaron 24 cajas de registros de la corte a Inglaterra para mantenerlos.

Un sacerdote cuidó los registros, luego se los llevaron a Francia y después a Jerusalén. Estuvieron ahí desde los 1930s, como parte de un archivo enorme que ha estado inaccesible a los estudiosos, por razones que no están muy claras. El señor Akcam relató que llevaba años tratando de obtener acceso al archivo, sin éxito.

En vez de eso, encontró un registro fotográfico del archivo de Jerusalén en Nueva York, cuidado por el sobrino de un monje armenio, ahora muerto, quien era sobreviviente del genocidio.

Mientras investigaba el genocidio en El Cairo en los 1940s, el monje Krikor Guerguerian, conoció a un ex juez otomano quien había presidido en los juicios posteriores a la guerra. El juez le relató que muchas de las cajas de registros habían terminado en Jerusalén, así que el señor Guerguerian fue ahí y tomó fotos de todo.

El telegrama fue escrito en papel membretado otomano y codificado en escritura árabe; números de cuatro dígitos representaban palabras. Cuando el señor Akcam lo comparó con los códigos conocidos del Ministerio Interior Otomano del tiempo, encontrado en un archivo oficial en Estambul, vio que encajaban, incrementando la probabilidad de que algún día otros telegramas usados en los juicios post guerra pudieran ser verificados de la misma manera.

Para los historiadores, los casos de la corte eran una parte de una montaña de evidencia que emergió a lo largo de los años —incluyendo reportes en varios idiomas de diplomáticos, misioneros y reporteros quienes presenciaron los eventos en persona— que confirmaron el hecho histórico de los asesinatos y los categorizan como un genocidio.

Turquía se ha rehusado a la palabra genocidio, diciendo que el sufrimiento de los armenios había ocurrido durante el caos de la guerra mundial en el cual los musulmanes de Turquía también habían sufrido.

Turquía también alegaba que los armenios eran traidores, y habían estado planeando unirse a Rusia, entonces enemigo del imperio otomano.

Esa postura está muy arraigada en la cultura turca — es la versión oficial en los estudios escolares— y las encuestas muestran que la mayoría de los turcos creen la versión oficial.

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