Internacional

‘Con el alma en un hilo’: padres de secuestradas por Boko Haram esperan su regreso

The New York Times

2017-04-19

Maiduguri—  Durante tres años, Pogu y Yana Galang han esperado, con profunda desesperación, a que sus hijas vuelvan a su hogar.
Las tres niñas se encuentran entre las casi 300 estudiantes secuestradas el 15 de abril de 2014, cuando los miembros de Boko Haram atacaron su internado en el poblado de Chibok, al noroeste de Nigeria, durante la semana de los exámenes finales.
Los Galang han leído cada detalle de los rumores y declaraciones gubernamentales sobre el bienestar de las niñas cautivas. Lograron ver a una de sus hijas, Saratu Ayuba, en las imágenes de las rehenes que han logrado escabullirse de los escondites de los guerrilleros.
Cuando una de las niñas de Chibok fue hallada deambulando en el bosque el año pasado y unas semanas más tarde, en octubre, cuando liberaron a un grupo de 21 jóvenes, los Galang escucharon atentamente las noticias con la esperanza de saber sobre sus hijas. Las niñas liberadas en octubre le contaron a los Galang que, cuando abandonaron el campo, sus tres hijas estaban sanas.
Esa fue la última noticia que tuvieron. Tratan de consolarse con el hecho de que no han visto fotografías que indiquen que sus hijas están muertas.
“El gobierno sigue prometiéndonos que rescatarán a nuestras hijas”, comentó Yana Galang. “Le ha llevado más tiempo del que esperábamos, así que seguimos con el alma en un hilo”.
El 13 de abril, funcionarios del gobierno nigeriano dijeron que estaban negociando la liberación de más niñas de entre las casi 200 que siguen cautivas. Sin embargo, el gobierno es bien conocido por exagerar sus éxitos en contra de Boko Haram. Los funcionarios hicieron la misma declaración hace meses, así que la noticia causó poco optimismo entre los familiares.
El secuestro de las niñas de Chibok causó revuelo al tratarse de un acto inusitado en una población rural, el cual centró la atención del mundo en un grupo guerrillero que ya era conocido por secuestrar y matar a niñas y niños en sus ataques en el noroeste de Nigeria. Las redes sociales y la etiqueta #BringBackOurGirls lograron congregar a las celebridades en un llamado por la liberación de las niñas.
No obstante, la sed asesina de Boko Haram sigue intacta. Desde aquel día de hace tres años, el grupo ha quemado ciudades, matado a sus habitantes y llevado la lucha a otras naciones cercanas, obligando a que aproximadamente tres millones de personas huyan de sus hogares. El saqueo continúa, pero el grupo ha enfrentado algunos reveses porque el ejército nigeriano ha logrado grandes avances como parte de la estrategia que busca sacar a los combatientes de sus escondites en el bosque.
En el proceso, los soldados que buscan a los militantes de Boko Haram han matado a civiles desarmados en masacres descritas por los sobrevivientes. Las fuerzas armadas han acabado con la vida de adultos, niños y bebés inocentes, deteniéndolos durante semanas o meses en centros de revisión. A principios de abril, 371 mujeres, niños y ancianos fueron liberados de las barracas del ejército en Maiduguri, donde estaban debido a que se sospechaba que tenían vínculos con Boko Haram, según la Unicef. El grupo dijo que el ejército tenía a 1500 niños el año pasado.
En los años posteriores al secuestro de las niñas de Chibok, las tácticas de Boko Haram han causado más terror. Los guerrilleros han obligado a los niños secuestrados a pelear para robar armas y secuestrar a otros niños. El grupo suele ponerle bombas a las jóvenes y enviarlas adonde haya multitudes para realizar ataques.
Desde 2014, Boko Haram ha usado a 117 niños para bombardear lugares públicos a lo largo de Nigeria, Chad, Níger y Camerún, según un informe que Unicef emitió el 12 de abril pasado. El documento señala que este grupo usó a veintisiete niños en ataques suicidas en los primeros meses de 2017 en comparación con los nueve que fueron utilizados durante el mismo periodo del año pasado.
“En consecuencia, se ha comenzado a ver con miedo a niñas, niños e incluso bebés en mercados y puntos de revisión, ya que se piensa que llevan explosivos”, dijo la Unicef en un comunicado.
Muchos nigerianos temen que las niñas de Chibok puedan ser usadas como terroristas suicidas, sin que haya prueba de ello. Algunos de los liberados dicen que las niñas no se encuentran junto con los demás cautivos y reciben un trato especial, como más comida. Los funcionarios dijeron que una de las jóvenes liberadas relató cómo un puñado de sus compañeras cautivas murieron al dar a luz o en redadas del ejército.
El grupo Bring Back Our Girls ha planeado conferencias y protestas para atraer la atención hacia el hecho de que han pasado tres años sin que el gobierno cumpla su promesa de rescatar a todas las niñas de Chibok. Debido a que hay otras personas en Nigeria que también sufren, el grupo está haciendo un llamado a hacer un registro nacional de personas desaparecidas que incluya a los afectados por la guerra de Boko Haram y a muchos más.
Rotimi Olawale, vocero del grupo, dijo que los defensores temían que, si no se rescataba a las estudiantes de Chibok, los funcionarios podrían distraerse con las otras crisis del país, incluyendo una recesión económica y las elecciones de 2018.
“Sabemos que Nigeria enfrenta varios retos y seguimos presionando al gobierno”, comentó Olawale. “Continuamos trabajando para que sea una prioridad para el gobierno y no se vaya a un segundo plano”.
Las estudiantes liberadas por el ejército siguen bajo custodia gubernamental. Algunas le han contado a sus padres que van a la escuela en Abuya, la capital, o sus alrededores, pero los funcionarios han dicho muy poco de ellas.
Kashim Shettima, gobernador del estado de Borno, donde se localiza Chibok, dijo que él y su esposa han visitado a las niñas y que “están en el mejor estado mental para regresar a la escuela”.
“La atención del mundo está enfocada en las niñas de Chibok, pero por buenos motivos”, dijo. “El mundo entero muestra preocupación como una forma de resistencia a la ideología de Boko Haram”.
Los padres han podido ver a sus hijas brevemente, poco después de recuperar su libertad. A fines del año pasado se trasladó a un grupo de niñas a Chibok para que visitaran a sus familias, pero el momento fue tenso. Se impidió que fueran a sus hogares y la cantidad de tiempo que pasaron con sus padres fue muy limitada; oficialmente, las restricciones se debían a cuestiones de seguridad y mala comunicación con los familiares.
Kyallu Ibrahim forma parte de los pocos familiares afortunados de Chibok. Su nieta, Raphael Ibrahim, estaba entre las 21 niñas rescatadas el pasado octubre. Dijo que habla por teléfono con ella aproximadamente una vez a la semana.
“Le doy gracias a Dios porque está viva y con salud”, dijo Ibrahim.

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