Agencias
2017-04-19Jerusalén— El presidente de Siria Bashar Assad aún tiene hasta tres toneladas de armas químicas, aseguraron ayer altos funcionarios de defensa israelíes.
La evaluación, basada en inteligencia de Israel, se reveló a la prensa dos semanas después de que al menos 90 personas murieran a causa de un ataque químico en Siria.
Israel, al igual que gran parte de la comunidad internacional, cree que el ataque fue perpetrado por las fuerzas de Assad.
El gobierno de Francia dijo ayer que probará “en unos días” que el régimen sirio estuvo detrás del “ataque químico” contra la ciudad de Jan Sheijun.
El ministro de Relaciones Exteriores, Jean-Marc Ayrault declaró a la prensa que “tenemos elementos que nos permitirán demostrar que el régimen utilizó armas químicas”.
Además, un alto funcionario militar israelí declaró a la prensa que la inteligencia israelí estima que Assad tiene “entre una y tres toneladas” de armas químicas.
Otros dos funcionarios de defensa confirmaron la valoración y todos ellos hablaron bajo condición de anonimato, bajo las reglas de información militar.
Estados Unidos y muchos otros países definieron los hechos como un ataque con armas químicas y achacaron su responsabilidad al gobierno de Siria.
En respuesta, Estados Unidos disparó casi 60 misiles en contra de una base de la fuerza aérea de Siria desde donde se sospecha que se lanzó el ataque.
El presidente sirio Bashar al Asad niega estar detrás de este ataque, al que Washington calificó como un “crimen de guerra”, y acusó a los países occidentales de haber “fabricado esta historia para utilizarla como pretexto” para los bombardeos estadounidenses.
Israel, que expresó su aprobación a la ofensiva estadounidense, recibió una notificación con dos horas de anticipación, según uno de los funcionarios militares.
El gobierno sirio se ha enfrascado durante seis años en una guerra civil en contra de una serie de fuerzas de oposición. El conflicto ha cobrado la vida de cerca de 400 mil personas y ha desplazado a la mitad de la población de Siria.
Ayer, miles de sirios fueron evacuados de varias localidades asediadas, bajo grandes medidas de seguridad, cuatro días después de que la operación fuera interrumpida por un atentado que dejó más de un centenar de muertos, entre ellos numerosos niños.
Un gran convoy de autobuses salió de Fua y Kafraya, dos ciudades fieles al régimen asediadas desde hace dos años por los rebeldes, transportando a unas tres mil personas hacia la ciudad rebelde de Rachidin, en las afueras de Alepo, que sirve de zona de tránsito, constató un periodista de la AFP.