Internacional

Sequía y guerra intensifican peligro de hambrunas

El Diario Digital

2017-03-27

Otra hambruna está por causar aún más estragos en Somalia. Y no se trata de la única crisis que organizaciones de asistencia humanitaria están esforzándose por abordar. Por primera ocasión desde que se pueda recordar, existe una posibilidad muy real de que se declaren cuatro hambrunas –en Somalia, Sudán del Sur, Nigeria y Yemen− al mismo tiempo, poniendo en peligro más de 20 millones de vidas, informó hoy The New York Times.
Funcionarios de auxilio internacional señalaron que este puede ser el mayor desastre humanitario desde la Segunda Guerra Mundial. Y están decididos a no volver a cometer los errores del pasado.
Una importante lección de la última hambruna registrada en Somalia, hace apenas seis años, fue que la comida no es lo único que cuenta. Se necesita algo aún más elemental: agua. Si existiera alguna duda, las noticias recientes provenientes de Somalia o Nigeria deben borrarla.
De nuevo, la falta de agua limpia e higiene apropiada están ocasionando un brote de enfermedades fatales en los campos de las personas reubicadas. Por lo tanto lo urgente es hacer más letrinas, llevar grandes cantidades de agua limpia a los campamentos y entregar más jabón, más pastillas para tratar el agua y más baldes de plástico –decididamente suministros de poca tecnología que podrían salvar numerosas vidas.
Las hambrunas se presentan en un momento cuando la sequía arrasa en África y varias guerras aíslan regiones de necesidad extrema. Funcionarios de la ONU indicaron necesitar una fuerte cantidad de dinero a efecto de responder. Hasta ahora, no sólo les faltan millones, sino miles de millones de dólares.
Al mismo tiempo, el presidente Trump está exhortando al Congreso a reducir la asistencia al exterior y el apoyo a la ONU, lo cual funcionarios humanitarios temen pudiera multiplicar el número de muertos. Generalmente Estados Unidos es el país que más ayuda para desastres proporciona.
“El sistema humanitario internacional se encuentra en un momento crítico”, dijo Dominic MacSorley, director ejecutivo de Concern Worldwide, un grupo privado de ayuda.
Funcionarios asistenciales señalan que en el planeta hay un asombrosa abundancia de alimentos y agua –inclusive en el interior de estos países tan afectados. Pero el conflicto armado a menudo creado por las rivalidades personales entre unos cuantos hombres trastoca las vidas de millones, destruyendo los mercados y poniendo por las nubes el precio de los productos básicos.
En Yemen, los implacables bombardeos por parte de Arabia Saudita y un bloqueo comercial han mutilado la economía, disparando los precios de la comida y dejando a punto de morir de hambre a miles de niños.
En el nororiente de Nigeria, miles de personas desplazadas han contraído enfermedades propagadas mediante agua sucia e higiene deficiente mientras continúan los enfrentamientos entre militantes islamistas y las fuerzas militares nigerianas, las cuales, en lo referente a la protección de los vulnerables, no tienen el currículum más brillante. En enero, la Fuerza Aérea de Nigeria bombardeó un campamento de reubicados, matando a docenas de personas y diciendo que se trató de un accidente.
En Sudán del Sur, tanto fuerzas rebeldes como soldados gubernamentales están bloqueando en forma intencional los alimentos de emergencia y secuestrando los camiones con comida, aseguran funcionarios humanitarios. Comunidades enteras se hallan a la deriva entre pantanos de malaria intentando sobrevivir tan sólo con plantas de loto masticable y agua de pantanos infestados con gusanos.
Mientras los otros países se encuentran técnicamente a borde de la hambruna, la ONU ya declaró zona de hambruna a varias regiones de Sudán del Sur.
Los científicos llevan años diciendo que el cambio climático elevará la frecuencia de las sequías. Sin embargo, los países más afectados casi no generan las emisiones de carbono a las cuales se atribuye ampliamente el cambio climático.

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