Internacional

Se desvanece sueño de migrantes cubanos

Associated Press

2017-01-13

Panamá— A Gabriel Marín y su esposa les tomó tres meses, entre sustos y angustias, llegar hasta el albergue en Panamá. Abandonaron su casa en el oriente de Cuba con la esperanza de llegar a Estados Unidos y convertirse en residentes legales, pero ese sueño comienza a desvanecerse.

El presidente estadounidense Barack Obama anunció el jueves el fin de la política migratoria conocida como “pies mojados, pies secos”, que permitía desde 1995 a cualquier cubano que llegara a suelo estadounidense quedarse y obtener la residencia. La medida ha dejado a miles de cubanos en tránsito a la deriva en Centro y Sudamérica.
“La verdad que esto nos ha dejado congelados, en el limbo total, y tristes porque de nada valió arriesgar todo, la vida”, dijo a The Associated Press Marín, un cocinero de 24 años y quien junto con su esposa Yanisel son parte de 53 cubanos que permanecen en un albergue de la organización católica Cáritas en la capital panameña.
La mayoría llegó recientemente e hicieron prácticamente la misma travesía prolongada que los tenía a medio camino en Panamá: salieron vía aérea de Cuba hacia Guyana y desde allí se desplazaron por zonas selváticas de Brasil, Perú, Ecuador y Colombia.
“Pasamos sustos”, contó Marín, ataviado con una camiseta de la selección venezolana de futbol, desde en uno de los pasillos del albergue, un edificio de dos pisos que ha destinado varios salones como cuartos para los migrantes. Dijo que en un cruce carretero de Perú, cerca de la frontera con Brasil, policías los pararon y les quitaron 200 dólares’’.
Ahora, su esperanza es el presidente entrante Donald Trump, quien ha prometido deshacer lo que hizo su predecesor.
“Nos queda esperar a lo que pueda hacer Trump”, dijo. “Tengo varios primos que me esperan en Estados Unidos”.
Los migrantes cubanos en el albergue sólo supieron de la decisión de Obama cuando periodistas llegaron al lugar para obtener alguna reacción. Afuera en el patio, varios migrantes gritaron que no regresarían a la isla.
Yancys Díaz, de 26 años y quien llegó con su hija y su mamá desde La Habana, aseguró que no regresaría “ni viva, ni muerta”.
“En Cuba fuimos hostigados por las autoridades. Ahora no podemos pensar en un regreso; alguien tiene que ayudarnos a salir de esto”, dijo a la AP.
El fin de la política de “pies mojados, pies secos” fue negociado por meses entre Estados Unidos y Cuba, y tras el anuncio el jueves, los cubanos pasaron de tener un estatus con privilegios a ser como cualquier otro migrante que cruza rutas peligrosas por el continente para intentar llegar a suelo estadounidense.
Los cubanos aún podrán solicitar apoyo humanitario, pero ahora no es algo que esté garantizado.

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