Internacional

La niña que tuitea desde Alepo

The New York Times

2016-12-12

Es una niña de siete años con hoyuelos, cintas rosas en el cabello, le falta un diente y usa un inglés titubeante. Capturó la atención mundial por primera vez hace tres meses a partir de sus publicaciones en Twitter sobre las bombas, la muerte y la desesperación en la parte este de Alepo, la zona de la ciudad siria capturada por los rebeldes.

Esta niña, Bana al Abed, ha atraído desde entonces a más de 220.000 seguidores en Twitter, donde —según dice— su madre, Fatemah, administra la cuenta y también publica mensajes. Entre sus seguidores de Twitter está la autora inglesa J. K. Rowling, a quien le conmovió tanto la historia de esta niña sobreviviente que le envió los libros electrónicos de Harry Potter. Los medios occidentales han producido artículos y segmentos televisivos que elogian el coraje de Bana frente al miedo y fue tema en una columna de The New York Times en octubre.

Es por eso que cuando la cuenta de Twitter de Bana (@AlabedBana) fue desactivada la semana pasada, justo cuando fuerzas militares sirias avanzaban hacia el este de Alepo, muchos temieron que la hubieran matado, pero el martes 6 de diciembre se supo que la cuenta había reaparecido.

En una publicación el miércoles, la cuenta de Bana sugirió que las tropas sirias en el terreno habían tomado su vecindario.

Algunas imágenes de niños sufriendo en Siria han afectado ocasionalmente la conciencia mundial, aunque la violencia de este conflicto, que lleva más de seis años en aquel país, se haya vuelto habitual. Como Alan Kurdi, el niño sirio de dos años que encontraron ahogado en las playas de Turquía, y Omran Daqnees, a quien se ve aturdido y ensangrentado después de que su hogar en Alepo fuera bombardeado, Bana ha tocado una fibra sensible.

Sin embargo, en una época de fraudes cibernéticos, de fabricación y proliferación de noticias falsas en todo el mundo para promover agendas políticas, la cuenta de Twitter de Bana también ha generado algunas dudas respecto a su autenticidad.

Sus mensajes, por ejemplo, son sofisticados para una niña de siete años, sobre todo una cuya lengua materna no es el inglés.

Otros tienen errores gramaticales que mueven a la compasión.

Algunas personas han cuestionado si los videos en los que Bana habla son ensayados o si han sido alterados.

La falta de acceso a gran parte del conflicto sirio para los periodistas, quienes a menudo no tienen manera de confirmar la procedencia de la información directamente, ha aumentado estas dudas.

De acuerdo con la madre de Bana, quien se describe a sí misma como una maestra de inglés de 26 años y quien ha hablado con The New York Times a través de Skype y WhatsApp, las publicaciones de Twitter se originan en Alepo del este, donde Fatemah afirmó que vivía con Bana y dos hijos menores: Mohamed, de cinco años, y Noor, de tres.

Todo aparece en fotografías y videos publicados en la cuenta @AlebedBana. Sin embargo, Bana es la única que pasa un tiempo considerable frente a la cámara o hablando con la audiencia en inglés. En varios de los videos parece estar leyendo una tarjeta o recitando líneas de memoria.

Fatemah, quien dice haber enseñado inglés a Bana, muestra habilidad digital para tomar fotografías y grabar a su hija. No obstante, algunos videos en la cuenta de Bana parecen haber sido filmados por ciudadanos, periodistas del lugar, con cámaras de mejor calidad.

Bana y los miembros de su familia también aparecieron el mes pasado en un documental sobre Alepo transmitido en Francia, producido por Sept à Huit, una importante revista francesa.

Algunos doctores y ciertos activistas que están en contra del gobierno y que trabajan en Alepo del este han corroborado por Skype y WhatsApp que Bana y su madre son quienes dicen ser. Pero la cuenta de Twitter de Bana también ha atraído a un exorbitante número de troles, así como a voces simpatizantes del gobierno sirio y partidarios rusos, quienes acusan a Bana de ser un fraude.

Algunos sugieren que el padre de Bana es un yihadista violento relacionado con combatientes vinculados a Al Qaeda en el este de Alepo. Otros aseguran que Bana y su madre son invenciones de Estados Unidos, creadas como herramienta propagandística para calumniar a los gobiernos sirio y ruso.

Hay algunos precedentes de este escepticismo y un ejemplo notable también tiene conexión con Siria: en 2011, una mujer que se describía a sí misma como una bloguera lesbiana, usaba el seudónimo de Amina Arraf y escribía acerca de la persecución política en Damasco, y quien desapareció repentinamente.

La Chica Gay en Damasco, como se conoció a la bloguera, resultó ser un hombre de 40 años proveniente de Georgia, Estados Unidos.

Twitter ha clasificado la cuenta de Bana como “verificada”, lo que significa que la empresa ha determinado la autenticidad del titular de la cuenta.

Además de hablar con la madre de Bana, The New York Times ha podido verificar, mediante la comparación de mapas satelitales, que al menos algunos videos publicados en la cuenta de Twitter de Bana fueron filmados en Al Shaar, un vecindario en la zona este de Alepo.

Sin embargo, no es claro si todas las publicaciones de la cuenta, las cuales pueden ser cargadas desde cualquier parte o por cualquiera con la contraseña de Bana, se originaron en el este de Alepo. Tampoco está claro cuántas publicaciones ha realizado Bana por sí misma.

Su madre no respondió inmediatamente a las solicitudes vía WhatsApp para aclarar estas dudas.

Algunos expertos en ética en medios opinaron que, a pesar del atractivo de esta narrativa desgarradora, teniendo en cuenta que hay una pequeña niña en el centro de todo, los medios de comunicación tendrían que aproximarse a esta cuenta con escepticismo y que algunos no han estado a la altura de las circunstancias.

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