Internacional

Copiloto estrelló el avión: fiscal

New York Times News Service/AFP

2015-03-26

Le Vernet, Francias— Un fiscal francés señaló que el copiloto del vuelo 9525 de Germanwings, Andrewas Lubitz, un alemán criado junto al Rin en el poblado de Montabaur, se dispuso deliberadamente a “destruir la nave” poniéndola en descenso e ignorando los toquidos cada más frenéticos que hacía en la puerta de la cabina de mando el piloto, quien había salido por unos cuantos minutos, dejando a Lubitz solo en los controles.
Brice Robin, el fiscal de Marsella que acusó a Lubitz de haber actuado intencionalmente, dijo no haber indicios de que la destrucción del avión haya constituido un ataque terrorista. Agregó que la Policía no tenía ningún registro sobre Lubitz. Posteriormente, el ministro alemán de Interior Thomasde Maiziere, informó que no se encontró ningún vínculo terrorista  al revisar los antecedentes de todas las personas que iban a bordo del avión.
Lubitz no quiso abrir la puerta de la cabina al comandante del vuelo que había salido un momento al baño, y activó los mandos de descenso del avión, contó Robin.
Le Vernet, Francias— “No había ningún motivo para impedir al comandante que volviera a la cabina”, dijo el fiscal de Marsella, Brice Robin. El copiloto “permitió voluntariamente la caída del avión”, aseveró.
El copiloto estaba “vivo” en el momento del impacto, dijo el magistrado. Estas informaciones proceden de una de las cajas negras del aparato que fue encontrada en el lugar de la tragedia.
La identidad del comandante del vuelo 4U9525 de Germanwings no ha sido revelada. Había trabajado para las compañías alemanas Condor y Lufthansa, antes de entrar en Germanwings en mayo de 2014. Tenía más de 10 años de experiencia en Lufthansa y más de 6 mil horas de vuelo, la mayoría en aviones Airbus.

Los últimos minutos

El vuelo 4U9525 de Germanwings empezó como cualquier otro, con conversaciones habituales entre los dos pilotos, pero, tras una salida del comandante de a bordo de la cabina de pilotaje, terminó en tragedia, a impulso del joven copiloto.
“Durante los primeros 20 minutos del vuelo, los dos pilotos (el comandante de a bordo y el copiloto) conversaron de manera completamente normal, e incluso cortés y jovial”.
Al mismo tiempo, el avión alcanzó su altitud y su velocidad de crucero. Un último contacto fue mantenido con los controladores aéreos en el momento en que el avión entraba en el espacio aéreo francés. En la grabación, “se oye luego al comandante preparar el aterrizaje en Dusseldorf. Las respuestas del copiloto parecen lacónicas”.
“Después se oye al comandante de a bordo pedir al copiloto que tome el mando, el ruido del asiento que retrocede y de la puerta que se cierra”.
“Podemos pensar legítimamente que se ausentó para atender una necesidad natural. En ese momento, el copiloto queda solo, manipula los botones de ‘flight monitoring system’, para accionar el descenso del aparato”.
Al igual que la justicia francesa, los directivos de las Germanwings y Lufthansa, su casa matriz, apuntaron al copiloto como origen de la catástrofe. Él “bloqueó” la puerta de la cabina, según fuentes alemanas.
En la grabación de la caja negra, “se oyen varios llamados del comandante pidiendo el acceso a la cabina de pilotaje” por intermedio del interfono con visor. “Se identificó, pero no hay ninguna respuesta del copiloto. Golpeó después la puerta, siempre sin recibir respuesta. En ese momento se oye un ruido de respiración humana dentro de la cabina. Ese ruido dura hasta el impacto final, lo que quiere decir que el copiloto estaba vivo”.
Cuando los controladores aéreos se dieron cuenta de que el Airbus A320 cambiaba de altitud e iniciaba un descenso sin modificar su trayectoria rectilínea, la torre de control de Marsella (sur de Francia) trató varias veces de contactarlo. Pidieron al avión que hiciera el código de emergencia, el 7700, pero no recibieron “ninguna respuesta del copiloto”, prosiguió el fiscal.
Al acercarse a tierra, sonaron las alarmas, perfectamente audibles en la grabación. “En ese momento, se oyen golpes asestados violentamente como para derribar la puerta”, pero “es una puerta blindada, conforme a las reglas internacionales”, agregó Robin.
“Justo antes del impacto final, se oye lo que puede ser el ruido de un primer choque contra un talud. El avión se deslizó probablemente por una pendiente antes de chocar, a 700 km/h, contra la montaña”.
Según el fiscal, fue sólo unos segundos antes del impacto que los pasajeros se dieron cuenta de que iban a estrellarse. Y sus gritos de terror se oyen justo antes del choque contra la montaña. La muerte de los pasajeros “fue instantánea”, dijo.
El joven piloto vivía con sus padres en Montabaur, en el estado regional de Renania-Palatinado (oeste), aunque tenía un apartamento en Düsseldorf (oeste). Ayer por la noche, en el oeste de Alemania, los investigadores registraron y se llevaron efectos personales de los dos domicilios de Andreas Lubitz, de 28 años, deportista, “muy competente”, que “soñaba con volar” y al parecer sin historia, según sus allegados. (New York Times News Service/AFP)

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