Internacional

Muestran evidencias del impacto de misil en avión

The New York Times

2014-07-22

Nueva York— Un pedazo de los restos del Boeing 777-200 de Malaysia Airlines que fue derribado la semana pasada en el este de Ucrania, tiene marcas del impacto a alta velocidad de pequeños pedazos de metralla que al parecer dañaron al jet mientras volaba.
Lleno de estas perforaciones y sacudido por la explosión mientras volaba por encima de la zona de conflicto, es muy probable que el avión se haya partido en varias partes.
Los restos, que fueron fotografiados por dos reporteros de The New York Times en un campo que se encuentra a varias millas del lugar en donde se concentró la mayor parte de los escombros del Boeing, sugiere que la destrucción de la aeronave fue provocada por un misil supersónico que al parecer explotó cerca del jet cuando volaba a 33 mil pies de altura, de acuerdo con el análisis de las fotografías realizadas por IHS Jane, asesor de defensa.
El daño, incluyendo los orificios que dejó la metralla y unas marcas de pintura en un panel del destruido fuselaje del avión, son consistentes con los efectos de los fragmentos de una ojiva nuclear de un misil SA-11, conocido en ruso como Buk, el tipo de misil que los oficiales estadounidenses han dicho que fue el probable responsable de derribar el avión.
Es imposible determinar a través de esas fotografías de la aeronave qué modelo específico de misil fue usado. Sin embargo, el SA-11 forma parte de una clase de armamento que lleva una ojiva nuclear de fragmentación con una espoleta de proximidad. Si un misil como ése funciona como está diseñado, podría causar el daño que es evidente en los restos del Vuelo 17.
“Las visibles perforaciones indican que son consistentes con un objeto extraño que entró del exterior de la aeronave al interior de la misma, debido al contorno del aluminio que se encuentra en la mayoría de las perforaciones, así como también las visibles abrasiones de la pintura alrededor de algunos de los orificios”, según escribió Reed Foster, analista de IHS Jane, en una evaluación que fue proporcionada a The New York Times.
Agregó: “La mayoría de los orificios más pequeños parecen ser causados por un proyectil a alta velocidad, contrario a un simple rompimiento o separación del panel de la aeronave”.
Foster también hizo notar que el daño de la metralla era diferente de lo que él esperaría después de la explosión del motor de la aeronave, que podría causar “rasgaduras más largas, delgadas y oblicuas en el fuselaje del avión”.
Sus observaciones son consistentes con el perfil de misiles tierra-aire diseñados para destruir una aeronave militar que se está moviendo rápidamente a una gran altitud.
En lugar de pegarle directamente a la aeronave, los misiles de este tipo vuelan en un trayecto que está diseñado para interceptar el objetivo y explotar debajo de él, creando una lluvia de metralla.
Al final del vuelo de los misiles, actúan “más como una escopeta que como un rifle”, dijo Foster y agregó “que intenta poner el mayor número posible de fragmentos de bajo arrastre en el fuselaje”.
En base a las capacidades de un SA-11, cuando es disparado contra un jet civil de pasajeros, que no tiene defensas en contra de un misil, el resultado puede ser devastador.
 

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