Kate Galbraith
The Texas Tribune
Austin— Sumándose a un coro de políticos texanos, el gobernador Rick Perry quiere que México entregue más agua fluvial a Texas.
En oficio fechado el 9 de abril que dirigió al presidente Barack Obama, Perry exhortó al presidente y al Departamento de Estado a presionar a México para que libere más agua procedente de los afluentes del Río Bravo, con base en un acuerdo firmado en 1944 entre ambos países.
“Sin acciones inmediatas y directas por parte de la Casa Blanca y el Departamento de Estado, los texanos que residen a lo largo del Río Bravo continuarán padeciendo debido a la falta de agua”, escribió Perry.
El mandatario estatal señaló que la administración Obama no estaba presionando de manera bastante enérgica a México.
“Desafortunadamente, el estado de Texas no está recibiendo del Gobierno que usted encabeza el respaldo que hace falta a efecto de obtener agua por parte de México”, escribió a Obama.
La semana pasada México liberó algo de agua, pero el representante federal demócrata por Brownsville Filemón Vela, la calificó como una “miseria”.
De acuerdo con las condiciones del tratado de 1944, se supone que México entregue a Estados Unidos agua de seis afluentes que van a dar al Río Bravo, a cambio de líquido procedente del Río Colorado. El Gobierno mexicano debe soltar 1 millón 750 mil acres-pies cada cinco años. (un acre-pie son casi 326 mil galones de agua).
México dispone de dos años en el actual ciclo de cinco. De manera que si bien el país técnicamente no ha inclumplido sus obligaciones relativas al agua, hoy en día se encuentra atrasado por más de 400 mil acres-pies, dicen funcionarios texanos.