El Universal
2013-03-13
Distrito Federal– Jorge Mario Bergoglio, de 76 años, arzobispo de Buenos Aires es el nuevo Papa nombrado como Francisco I
Bergoglio es el primer Papa no europeo en mil 300 años, el primero latinoamericano y jesuita. Bergoglio, de 76 años, supuestamente recibió la mayor cantidad de votos detrás de Joseph Ratzinger en la elección papal del 2005 y se ha especializado en el tipo de trabajo pastoral que algunos consideran esencial para el próximo papa
En una vida de enseñanza y dirección de religiosos en Latinoamérica, región que tiene el mayor porcentaje de católicos en el mundo, Bergoglio ha demostrado una aguda sensibilidad política como también una humildad que sus colegas valoran mucho, según dice su biógrafo oficial, Sergio Rubín, para AP
El recién elegido Pontífice nació en la ciudad de Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936. Se convirtió sacerdote en 1969.
Ha pasado casi toda su carrera en Argentina supervisando templos y curas párrocos
En 1992 fue consagrado como obispo de Auca. Más tarde, la salud del otrora arzobispo de Buenos Aires, Antonio Quarracino, comenzó a verse afectada, por lo que Bergoglio fue nombrado obispo coadjutor de la misma el 3 de junio de 1997, y finalmente asumió el liderazfo de la diócesis bonarense el 28 de febrero de 1998.
Bergoglio fue presidente de la Conferencia Episcopal Argentina durante dos períodos.
El papa Juan Pablo II lo designó como cardenal del titulo de san Roberto Belarmino.
Se le considera moderado con mentalidad flexible, aunque sus posiciones doctrinales y espirituales condicen con el legado de Juan Pablo II y Benedicto XVI.
Bergoglio no pudo impedir que Argentina fuera el primer país latinoamericano en legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo, ni tampoco que la presidenta Cristina Fernández promoviera anticonceptivos e inseminación artificial gratuitos
Los críticos lo acusan de no haber enfrentado públicamente a la dictadura militar de 1976-1983, cuando las víctimas y sus familiares solían denunciar secuestros, tortura y muerte a los sacerdotes que supervisaba como líder de la orden jesuita en Argentina.
Al igual que otros intelectuales jesuitas, Bergoglio se ha concentrado en la obra social. Los católicos siguen comentando su discurso del año pasado en que acusó de hipocresía a otros religiosos por olvidar que Jesucristo bañó a leprosos y comió en compañía de prostitutas.