Alejandro Vargas/
El Diario
Mientras que en el año de 1810 se libraban disputas violentas en el centro de la Nueva España que culminarían en la instauración del Primer Imperio Mexicano, en el área norte “la Independencia pasó de noche”, sostiene Ricardo León, historiador y catedrático de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.
En entrevista comentó que en dicha época las personas que habitaron este territorio se preocupaban únicamente por sobrevivir y no por las cuestiones políticas que sucedían en las zonas alejadas. A lo anterior, se le suma la carente comunicación alrededor de la región.
‘No sabían ni por qué estaba peleando Hidalgo’
“Aquí la gente no se levantó. Aunque Miguel Hidalgo hubiera estado preso en Chihuahua, aunque lo hubieran fusilado en Chihuahua, a la gente de Chihuahua le importó un cacahuate que ese señor hubiera estado ahí. No sabían ni por qué estaba peleando. No es por malditos, era por falta de información. No sabían de qué se trataba”, menciona León.
Agrega: “No hay ninguna extensión de la guerra hacia esta zona. De repente les dicen ‘oye ya no dependemos de España, ya se decretó la independencia, ah pues qué bueno’, llega el loco de Iturbide y se proclama emperador: ‘ah pues qué bueno’, oye que ya tumbaron al emperador: ‘ah pues qué bueno’. No pasa nada. No hay aquí una afectación directa. Los pobres siguen siendo pobres y los ricos siguen siendo ricos”.
En términos territoriales, la Nueva España tenía una extensión de entre 4 y 5 millones de kilómetros cuadrados dominados por una estructura política y militar evangélica. Sin embargo, nadie tenía la medición exacta.
“Los caminos eran un desastre. Nada más hay que pensar que el viaje entre la Ciudad de México y el Paso del Norte (antigua Ciudad Juárez) era de tres meses. Imagínense (la gente viajando) en carretas de madera que no pueden cargar muchas cosas. Las posibilidades eran escasas”, refiere el historiador.
Asimismo, León indica que aquí los problemas eran otros a los referentes con los asuntos independentistas. Aunado con los problemas de sequía que pudieran haberse dado en defecto de los antiguos norteños, se presentaba un asunto particular: el desplazamiento de indígenas a la zona serrana como parte del dominio de la Iglesia española.
“(Cuando la gente dice) ‘los indios viven desplazados en la sierra’, pues sí…allá los mandamos. ‘Ah es que ellos quisieron vivir allá’, no. Eso fue porque nosotros los mandamos para allá. Esos (que desplazaron a los indígenas) fueron nuestros ancestros, nuestros tatarabuelos o aún más para atrás”, dice el académico.
“Para 1810 los tarahumaras estaban defendiendo sus tierras, los tepehuanos estaban defendiendo sus tierras, los últimos individuos de los grupos conchos. ¿Por qué desaparecieron? Porque los mataron, porque les robaron sus tierras. Se ocuparon de deshacerse de toda esa población indígena, que a lo largo de 300 años la fueron esclavizando, matando y desplazando”, indica.
A su vez comenta que lo anterior no se trataba de una violencia provocada por la discriminación racial sino que fue provocado por una relación provocada por quienes “ejercen el poder y por quienes ya no pueden ejercer el control sobre sus tierras”.
“Había contratos que autorizaba la corona española, contratos de conquista. La intención de la Iglesia era influir en la gente que vivía aquí. (A los indios) no es que los hayan convencido (amablemente), los convencieron a punta de hambre, de golpes, con trabajo forzado, con el despojo de sus tierras, de sus recursos. Estaban perfectamente convencidos de que la vida católica era la mejor. Así fue el convencimiento”, manifiesta.
El historiador puntualiza que en este sector no hubo ningún alzamiento. Y finaliza “nos avisan que ya somos independientes, quizá algunos aplauden, quizá otros se preguntan: ‘¿independientes de qué o qué?’. No pasa nada. De la noche a la mañana ya no son súbditos de la corona española. Cuando se promulga la constitución de 1824 ya son súbditos del imperio mexicano, y luego pues se hicieron ciudadanos mexicanos. Es un cambio que no significa nada en términos de la vida cotidiana de la gente que vivió en esta región”. (Alejandro Vargas / El Diario)