Estado

"Tenía temor que nos fueran a asaltar o a matar"

Manuel Salcedo
El Diario

2018-09-09

Bocoyna, Chih-— Lo que para el pequeño Leonardo de dos años fue una aventura a través de la sierra, según los comentarios de su madre, representaron para la maestra Dinorah una “experiencia aterradora” de encontrarse desamparados en medio de la zona serrana de Bocoyna, el pasado jueves en donde permanecieron desaparecidos sin alimentos, señal de telefonía, ni lo necesario para pasar la noche.
Dinorah Vázquez Goche, relató a El Diario la historia de su desaparición el pasado jueves, cuando por una exigencia del inspector escolar de la Zona II, Luis Esquivel, tuvo que demostrar fortaleza ante su hijo en todo momento, a pesar de su padecimiento de hipertiroidismo, diabetes y de un tumor en uno de sus ovarios.

La exigencia y la urgencia de contar con los sellos de la escuela Primaria Benito Juárez No. 2612, y las credenciales de los padres de familia de cinco alumnos que recibe la maestra Dinorah desde hace dos semanas en la comunidad de Maguechis, la llevaron a iniciar a pie el trayecto que habría de cambiar su vida, por el riesgo de transitar en una zona en donde ese mismo día, un grupo del crimen organizado emboscó a una célula de agentes estatales.

Desde el pasado jueves por la mañana, la maestra Dinorah y su hijo Leonardo tomaron duraznos y se llevaron algunos jugos y dulces para el trayecto a pie de tres horas y 40 minutos que hicieron de Maguechis, a San José de Guacayvo, lugar en donde se encontraba resguardada su pick up Ford, línea Ranger modelo 1994, color gris.

“Cruzamos cerros y arroyos en compañía de la hija de una vecina”, recordó la docente, de ahí, la maestra tomó el camino a la comunidad de Creel para entregar los sellos y las credenciales que, “urgía” su entrega para la conformación del Comité Escolar.

De regreso, la maestra y su hijo se dirigieron a la comunidad de Bellavista, no sin antes tener que empujar en algunas ocasiones la pick up que se quedó atascada en un lugar en medio de la inmensidad de la sierra y que minutos después el motor ya no funcionó debido a la pérdida de la carga de la batería.

“Lo único que se me ocurrió era seguir adelante a ver si me topaba a alguien que me auxiliara” comentó la maestra; “después de dos horas y media de trayecto que le impidieron regresar a San José de Guacayvo, me topé a una persona que me dijo que adelante estaba Bellavista, pero no me ayudó”.

Comenzaba a caer la tarde y a arreciar el frío cuando llegaron a esta comunidad en donde tocaron por 40 minutos en una casa de adobe, lugar en donde dijo, “se escuchaban ruidos” pero que nunca le abrieron. Pensó que por motivo de inseguridad no les habían ofrecido la ayuda.

Ya casi de noche, con dos duraznos y un poco de agua de un arroyo que recolectaron, la maestra y su hijo se resguardaron en la cabina de la pick up a para pasar la noche.

“Yo tenía miedo de que nos fueran a asaltar o a matar, por que acá matan a mujeres y desaparecen gente y nadie se entera de lo que pasa aquí”, comentó la maestra que rompió en llanto al mencionar cómo trató de guardar la compostura ante la presencia de su hijo a quien le decía: -“tranquila mami, tranquila mami”-, y que la llevó a contarle cuentos y cantar canciones para hacerlo parecer “una aventura divertida”, mencionó la maestra rural, quien apuntó que una vez que se durmió su hijo, rompió en el llanto por el temor de que algo peor fuera a pasarles.

“De haber tomado el camino de San José de Guacayvo a San Juanito, me hubiera topado con las personas que hicieron ésto con los policías”, dijo refiriéndose a la emboscada que se vivió por la zona contra policías estatales; sin embargo, refirió que, “Dios me cuidó y por algo tomé el otro camino de San José de Guacayvo a Creel”.

“Ya por la mañana, alrededor de las seis y media de la mañana, el frío nos despertó, la troca estaba rodeada de vacas y no quise sacar al niño, así que nos esperamos hasta las 8:15 en donde decidimos regresar a pie a San José de Guacayvo, en donde nos topamos al presidente o gobernador de la comunidad, quien iba a caballo y dijo que nos estaban buscando”, mencionó la maestra quien refirió que fue hasta ese momento cuando sintió un poco de alivio.

El presidente regresó al lugar con una pick up, algo de atún, galletas y jugos que comieron hasta encontrarse con policías de San Juanito, quienes jalaron con un cincho la camioneta hasta llegar a un lugar llamado “Las Antenas”, en donde, dijo, pudo comunicarse con su familia.

Luego de esta experiencia, la maestra Dinorah Vázquez, habrá de hacer una acusación sobre la actitud del inspector de zona que, a pesar de saber que la maestra no estaba cerca de un vehículo, expuso, con su exigencia, el riesgo de la madre y de su hijo.

Además, la maestra acudirá al Departamento Jurídico de la Secretaría Estatal de Educación por el documento que el inspector dice que posee en donde presuntamente la maestra renuncia a su encargo como maestra rural.

“He hecho todo por cumplir”, citó la maestra, que menciona que el temor del lugar, pero su gusto por la docencia la habrán de llevar a solicitar una reubicación, no a Juárez, de donde es originaria, sino a otra zona en donde su condición médica pueda ser monitoreada por el riesgo en el alza de niveles de glucosa (200), y de presión Arterial (150), que dijo registrar tras este susto.

Finalmente, comentó que a pesar de lo difícil que fueron las horas en las que estuvieron desamparados, espera que los criterios de asignación a los lugares de trabajo mejoren, para evitar casos como el que vivieron este jueves, en la sierra de Bocoyna.
 

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