Estado

Señalan tráfico de órganos

Staff
El Diario

2018-07-03

Chihuahua— Un médico podría estar involucrado también en los acuerdos que se presume existían para que Daniel Gregorio Romero Vega pudiera acceder a un trasplante de riñón por encima de las listas de espera, cuyo incumplimiento podría ser la causa de que a él y su familia los asesinaran el 30 de junio pasado, en su casa del fraccionamiento Residencial Universidad.
Personas cercanas a la familia victimada indicaron ayer a El Diario que el galeno contactó en primera instancia al matrimonio Romero Armendáriz, ofreciéndoles una solución para conseguir el órgano que Daniel, de 63 años, requería para mejorar su calidad de vida, ya que no era candidato al trasplante.
“Primero por su edad, después por problemas hepáticos avanzados, pero desde hacía varios años, él padecía insuficiencia renal y la situación se complicó, por eso estaban de-sesperados”, comentó uno de los entrevistados.
La identidad del galeno no fue revelada por las fuentes que pidieron mantener su nombre en el anonimato, pero coincidieron en que la familia había accedido a pagarle una cantidad considerable de dinero, ya que de acuerdo con los testimonios, él se ubicaba entre las últimas personas de la lista de candidatos.
Rita, la esposa de Daniel, también asesinada el sábado pasado, había confiado a una amiga que el médico les había ofrecido ayuda y que “ya tenían listo el dinero para que en cualquier momento se hiciera”, contó.
“Siempre hablaban de un doctor, pero ahora que salió la captura del enfermero del IMSS (Jorge C.) no es difícil creer que él es parte de la cadena. Hay alguien de poder más arriba”, puntualizó.
Daniel Gregorio era derechohabiente del Issste por ser jubilado de la Comisión Nacional del Agua. A esa institución acudía a realizarse la diálisis que requería para estabilizarse. Los entrevistados desconocen cómo se vinculó con el enfermero de la Clínica 58 del IMSS.
“En general, era una familia reservada. Cada vez que yo le preguntaba a Rita sobre su esposo, me decía lo mismo: Todavía nada, todavía nada...”, expuso una enfermera que siguió de cerca el padecimiento de Daniel y era su vecina.

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