Francisco Córdova
El Diario
Chihuahua— Trabajadores de la Mina Dolores fueron evacuados desde ayer y sacados vía aérea, a través de varias aeronaves tipo Cessna que aterrizaron en el aeropuerto Roberto Fierro de la capital del estado.
Posteriormente fueron trasladados vía terrestre hasta los municipios de donde son originarios con el objetivo de evadir los retenes de los grupos delictivos, cuya presencia es constante en el trayecto que lleva desde la mina hasta Ciudad Madera y Yepachi.
Tan sólo ayer arribaron procedentes de la Mina Dolores siete avionetas que transportaron a 28 personas, quienes en su mayoría se encontraban desconcertadas por la noticia, ya que apenas la noche del jueves pasado les pidieron que tomaran sus pertenencias porque volverían a sus casas.
Aunque para muchos de ellos trabajar bajo la vigilancia y presencia del crimen organizado es una situación habitual, el hecho de que los grupos delictivos hayan atentado contra los propios trabajadores es el factor que rompió con la “tranquilidad”.
De acuerdo con sus testimonios, en varias ocasiones durante el traslado, desde su estancia en Madera hasta su lugar de trabajo, la presencia de “retenes” montados por los cárteles que se pelean la plaza, es permanente.
Es al momento de atravesar estos puntos de revisión –narraron–, cuando son encañonados e insultados, en el mejor de los casos, ya que algunos de ellos afirman haber sido también golpeados, aunque no de gravedad, pero sí de manera prepotente y sin que tengan manera de defenderse.
“En los retenes, a veces eran 20, otras hasta 50 hombres armados que pertenecen básicamente a dos grupos que se andan partiendo la madre y los afectados éramos nosotros. Esta vez nos sacaron en avión, pero en días anteriores estuvo de la fregada. Desde abril, por el camino se estuvieron viendo cuerpos descabezados y hace unos días golpearon a un compañero”, expusieron.
El rumor que circula entre algunos de ellos es que el narcotráfico busca tener control sobre la mina, ya que representa una fuerte derrama económica de la que pudieran sacar provecho.
No obstante, reiteraron que algo más debió ocurrir, ya que los mineros son testigos de hechos de violencia y los delincuentes nunca se habían metido con ellos, pues muchos ni siquiera han tenido contacto con esas personas ni una sola vez.
La mayoría coincide en que ahora el ambiente de trabajo en el lugar es de tensión y miedo, pues saben que hombres fuertemente armados rondan los alrededores y por supuesto, a cualquiera amedrenta avanzar por los caminos y ver un cadáver tras otro.
Los trabajadores destacaron que desde el 17 de mayo pasado, día de la aprehensión de Arturo Quintana, alias “El 80”, se generó un enfrentamiento que dejó al menos dos personas sin vida y obligó a que el personal de la mina permaneciera encerrado en las instalaciones.
En cuanto a su situación laboral, los afectados apuntaron que lo que más les preocupa es el cierre definitivo de la mina, pues se quedarían sin empleo y previeron que es lo que va a ocurrir, pues tendría que ser Gobierno del Estado quien garantice la seguridad para desempeñar sus trabajos.