Salud Ochoa/
El Diario
Chihuahua— Un promedio de tres familias indígenas emigran de las comunidades serranas diariamente debido a la inseguridad y violencia que enfrentan en su lugar de origen. Así lo señaló el Obispo de la Tarahumara, Juan Manuel González e indicó que el fenómeno se está presentando en poblados tanto de la baja como de la alta Tarahumara. “En la Baja Tarahumara tenemos reportes de comunidades que ya se han quedado solas y en otras, el número de pobladores ha disminuido considerablemente”.
Las principales causas del éxodo rarámuri, dijo, son la violencia, el despojo de tierras del que son objeto y la destrucción del bosque.
“Desgraciadamente sí es cierto, la migración es diaria. La razón principal es la inseguridad y la violencia, el despojo de sus tierras, el hecho de forzarlos para trabajar en actividades ilícitas, siembra de enervantes, la contaminación y la destrucción del bosque. Ellos han sobrevivido con una resistencia pacífica, porque es su naturaleza, no se rebelan, no exigen justicia”.
Cuestionado respecto a la posible desaparición de comunidades indígenas, González indicó que “la comunidad indígena como tal no está en riesgo de desaparecer porque todavía tienen lazos culturales muy fuertes que los unen, lo que sí es una posibilidad es que se trasladen a otro lado. Mientras no haya alguien que ponga un alto a lo que está sucediendo, que les dé las oportunidades y les respeten su territorio, su cultura y sus creencias, las cosas no van a mejorar. Dentro de las prioridades de la iglesia está el velar por su bienestar”.
Agregó que los grupos originarios de la baja tarahumara emigran a San Juanito, Creel o bien hacia el vecino estado de Sonora mientras que los de la alta tarahumara se van a Cuauhtémoc y Chihuahua. “Eligen poblaciones más grandes para ir en busca de oportunidades, sobre todo los más jóvenes que tienen una mayor influencia mestiza”.
Asentamientos sobrepoblados
Los asentamientos indígenas de la ciudad de Chihuahua enfrentan un problema grave de sobrepoblación y hacinamiento debido a la llegada continua de familias desplazadas por la violencia.
Ante la falta de espacio, algunas familias deben dormir a la intemperie, los gobernadores de El Oasis, el Pájaro Azul y el Tarahumara. Tal es el caso de la familia Rayo, conformada por seis adultos y dos menores, y que al contar sólo con una habitación han tenido que colocar colchones en el exterior de la vivienda para dormir allí.