El Diario de Chihuahua
2017-01-05A un segundo de la violencia extrema jamás vista en esta región, el grupo ciudadano Camargo de protesta contra el Gasolinazo y el cuerpo Federal Antimotines, terminaron comiendo burritos juntos, al mediodía de ayer en la caseta de peaje. El sacerdote José Juan Porras Méndez y un grupo de feligreses, arribó al sitio con 350 burritos así como refrescos, y en un acto impensable momentos antes, ambas partes compartieron los alimentos.
“El comandante Teofilio Gutiérrez, comentó en un momento de desfogue, que venían de la Ciudad de México con la orden de desalojar a como diera lugar la caseta. Dijo que la tensión y adrenalina que vivieron los agentes durante el trayecto fue enorme. En cualquier otro punto del país, los enfrentamientos a golpes son inmediatos, pero lo que había ocurrido en Camargo, Chihuahua, fue algo difícil de entender en su larga carrera policiaca y así lo informó a sus superiores”, contó el párroco horas después en entrevista exclusiva con El Diario.
Lejos de asumir alguna actitud de frustración, el jefe policiaco recomendó al grupo que cuidaran la no intervención de personas ajenas en la protesta, evidentemente protagonizada por un pueblo que se conoce.
A unas horas de permanecer en el lugar y que manifestantes y policías compartieran un burrito con su refresco, vino la orden de abordar para retirarse de la caseta de peaje Camargo. Ciertamente se trató solo de un capítulo en la lucha emprendida desde el pasado sábado, no obstante, detrás del momento quedó un pueblo fortalecido y sobre todo convencido de que la unión puede realmente hacer la fuerza. Lo que llegara a ocurrir en las próximas horas será otra historia.