Estado

El pueblo fantasma de la sierra

El Diario

2016-10-17

El Alamillo, Madera, Chih.— Son casi las dos de la tarde, es sábado y, pese a ser fin de semana las calles de esta comunidad lucen vacías, parece un pueblo fantasma.
La mayoría de sus habitantes hace casi una década se fueron huyendo de la violencia y por la falta de empleo.
Los pocos habitantes que hay en esta población casi no salen de sus casas, menos cuando ven transitar vehículos desconocidos, temen que se trate de sicarios.
“Fue creo el año 2008 cuando hubo una racha de violencia, quemaron como ocho casas, mataron gente, a otros los levantaron y nunca jamás se supo de ellos. Fueron años muy difíciles para todos nosotros”, comentó una habitante de esta comunidad.
“¿Dónde está la gente de este pueblo?” Preguntó el reportero a la vecina.
“La mayoría se fue, sólo quedan poco más de 50 casas habitadas, las demás están solas, muchas las abandonaron con los muebles, algunas ya están destruidas, las saquearon, hasta las láminas del techo les quitaron”, comentó la mujer.
“Aquí sólo quedamos pocos viviendo, con decirle que sólo hay ocho niños que cursan la escuela en la Conafe, no hay kínder, no hay secundaria, bueno, sí hay, pero están abandonados porque no hay alumnos, la mayoría se fueron. No hay jóvenes, creo que sólo hay dos muchachos uno como de 16 años y otro creo de 19”, aseguró la entrevistada.
“La gran mayoría de la gente se fue del pueblo principalmente por la violencia. Unos se fueron a Cuauhtémoc, otros a Chihuahua, a Estados Unidos. Se quedó casi pura gente mayor, gente que tenía sus tierras y poco ganado”, añadió la mujer.
“Antes de la violencia aquí se vivía muy tranquilo, la mayoría de la gente trabajaba en la agricultura, sembraban mucho maíz. Otro de los motivos por los que la gente se fue, fue el precio del maíz, lo compraban muy barato y casi no había ganancia”, mencionó la entrevistada.
En un recorrido por las calles de esta comunidad, ubicada en la carretera que conduce de Gómez Farías a El Largo Maderal, se pudo observar una gran cantidad de casas solas, muchas sólo tienen paredes pues sus techos ya no existen, les fueron robados o el tiempo se encargó de derrumbarlos.
Otras casas tienen las puertas y ventanas cubiertas con madera o láminas y otras más se encuentran aparentemente en buenas condiciones, pero lucen abandonadas.
Lo mismo ocurre con la plaza del pueblo, está llena de hierba, no se diga de las calles que, como son de tierra, por la falta de paso de gente y de vehículos  la vegetación creció durante los últimos años.
“Espero que poco a poco este pueblo vuelva a ser el mismo de antes, aunque como están las cosas, la veo difícil”, finalizó la mujer. 

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