Estado

Templo de casi 116 años, a punto de derrumbarse

Sarahí Aguirre
El Diario

2013-04-26

Chihuahua— El Templo de San Jerónimo en la ciudad de Aldama, es una de las principales iglesias de la comunidad y poseedora de un gran valor histórico; sin embargo, el inmueble requiere atención urgente a la infraestructura, puesto que hay graves daños que podrían comprometer su integridad.
Hace año y medio, cuando llegó el párroco Salvador González, notó las pobres condiciones que guardaba la estructura, por lo que en conjunto con la comunidad, realizó actividades para recabar fondos y así comenzar los trabajos de restauración del edificio.
Según el sacerdote, los daños son evidentes, pues diversos especialistas le han comentado que la iglesia sufre un hundimiento de dos pulgadas de profundidad del lado de la torre derecha y año con año, se hunde un milímetro más.
El declive ha generado diversas fisuras en la estructura tanto al interior como al exterior, por lo que se deben tomar las medidas adecuadas conforme al tipo de construcción del inmueble para evitar que se siga dañando (los edificios antiguos deben restaurarse con técnicas y métodos similares a los que fueron construidos originalmente, puesto que los materiales modernos pueden ocasionar más daños, como que la pintura y el impermeabilizante impidan la respiración de los muros de piedra y adobe, y sean invadidos por la humedad).
El arquitecto Salvador Ávila, especialista en Estabilización de Estructuras Históricas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), convocado por el Comité Ciudadano de Aldama, viajó desde la Ciudad de México para valorar las condiciones de la iglesia y establecer la estrategia de restauración que se deberá seguir.
Asimsmo la asociación civil Misiones Coloniales, un grupo de chihuahuenses que trabajan por la conservación y mantenimiento del patrimonio histórico, cultural y artístico del estado, colabora en el proyecto a través del arquitecto Fernando Montes.
Según explicaron los arquitectos, el edificio tiene un daño estructural muy grave, aunque presenta los mismos problemas que todos los edificios que fueron construidos en esa época (alrededor del año 1897).
El pasado jueves iniciaron los trabajos de exploración de los daños, con un estudio de mecánica de suelos, el cual dará a conocer la estabilidad del terreno y si esto tiene que ver con el hundimiento, así como con pequeñas excavaciones para observar el estado de la cimentación, según informó Salvador Ávila, por lo que aún no se puede determinar cuáles son las causas del hundimiento.
La primera preocupación del presbítero, es cómo obtendrá la comunidad los recursos necesarios para poder restaurar el Templo de San Jerónimo, puesto que será un proceso largo y costoso; aseguró que los Gobiernos municipal y estatal ya han hecho ofrecimientos de apoyar con recursos, sin embargo, esto sería “a cuenta gotas”, dadas las posibilidades de los mismos.
Es por esto que el sacerdote solicita al empresariado chihuahuense que considere esta obra como objeto de donaciones, ya que a través de la Asociación Civil Misiones Coloniales de Chihuahua se pueden recibir los donativos.
Misiones Coloniales de Chihuahua es una asociación civil sin fines de lucro que nace de la iniciativa privada a finales del año 2000, con la finalidad de crear e impulsar proyectos y programas enfocados a la conservación, investigación y difusión del Patrimonio Cultural contenido en los templos construidos en el Estado de Chihuahua entre los siglos XVI y XX.

La historia inició
entre 1700 y 1707

La ciudad que ahora conocemos como Aldama, tuvo como primer nombre Misión de San Jerónimo, fundada antes de 1707 y destinada a ser un lugar de paso de visitantes de otras misiones más grandes y dependiente de la Misión de Nombre de Dios.
Entre 1700 y 1707, se construyó una capilla rústica y permaneció así hasta 1879, cuando se destruyó para construir lo que hoy es el Templo de San Jerónimo, a cargo del padre Julio López Velarde en el año de 1897.
El templo es de estilo barroco mayormente en piedra y con decoraciones de cantera y cuenta con dos torres. Su interior es de edificación más reciente y de estilo neoclásico. Está decorado con pinturas al fresco y conformada por tres naves con su interior de cantera rosa; cuenta con retablos e imágenes elaboradas en barro, así como adornos de madera y murales en la gran cúpula.
Según comentó el párroco Salvador González, en un inicio sólo se construyó una torre, la del lado derecho; y posteriormente se construyó la torre izquierda. A lo largo de los años ha sido objeto de diversas reparaciones que, si bien no fueron hechas con los métodos adecuados, hoy comienzan a estudiarse para poder restaurarla de manera correcta.

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