Estado

Sí existen los ‘pueblos fantasma’… están en el Valle

Luz del Carmen Sosa
El Diario

2012-07-23

Guadalupe, DB— La cruz de madera quedó recargada sobre la pared de lo que fue la sacristía. Veladoras, sillas y hasta un confesionario también permanecen arrinconados en el cuarto que fue cerrado para siempre.
Esta es la iglesia de la comunidad de Luis L. León, un ejido que años atrás fue abandonado por sus habitantes. Y no es el único pueblo fantasma en esta zona fronteriza.
Balderas, El Cuervo, Cajoncitos y otras comunidades que conforman el también llamado Valle Bajo, situado a más de tres horas al este de Ciudad Juárez, se encuentran en la misma situación de destrucción total.
El Faro y Vado de Cedillos son las únicas comunidades que se resisten a morir, pero se encuentran inmersas en la más absoluta miseria por la falta de oportunidades de empleo.
Incluso, la primera comunidad mencionada es sostenida por el trabajo de unos cuantos vaqueros y los ancianos que subsisten con recursos de los programas “Oportunidades” y “70 y Más”.
En tanto, 17 madres de familia que se encuentran en esta localidad, algunas viudas, otras ancianas, urgen al Gobierno del Estado que les brinde apoyo para ser capacitadas en alguna manualidad que les permita auto-emplearse.
“La violencia, la falta de agua y apoyo al campo, todo eso nos afectó mucho. Aquí la situación es desesperante por la falta de empleo”, dice Beatriz, una de las mujeres que más ha trabajado para sostener a su comunidad.
Incluso, ella obtuvo su certificado de secundaria a través del Instituto Chihuahuense de Educación para Adultos (ICHEA) que le pedían como requisito para asignarle la única plaza de maestra.
Los últimos dos años dio clases -dentro de un mismo salón- a los niños de preescolar y primaria, ya que ningún maestro aceptó por miedo a la violencia, el empleo ofrecido por Consejo Nacional del Fondo Educativo (Conafe).
“Este año la Conafe me avisó que no hay más apoyo. Ahora los niños van a tener que desplazarse hasta El Porvenir”, dice.
Explica que de ocho estudiantes que tuvo, sólo quedaron cuatro para el próximo ciclo escolar, ya que los otros abandonaron el pueblo junto con sus familias. “No pudieron resistir la mala situación económica por más tiempo”, afirma.
Los ejidos
Los ejidos situados al este de Ciudad Juárez pagaron caro las consecuencias del abandono oficial. De ser prósperas comunidades agrícolas mucho tiempo atrás, pasaron a ser pueblos “fantasma”.
No es novedad. Los resultados definitivos del Censo 2010 confirmaron que la región del Valle de Juárez, conformado por los municipios de Guadalupe y Práxedis G. Guerrero, perdió a más del 50 por ciento de la población en menos de cinco años.
En un recorrido realizado por El Diario por esta zona fronteriza se constató que ejidos como El Cuervo, Banderas y Luis León, pertenecientes al municipio de Guadalupe, están deshabitados.
La destrucción y abandono de las casas, iglesias, escuelas, ranchos y pequeños locales comerciales, provocan un ambiente lúgubre en esta parte de la frontera entre Chihuahua y Texas.
A esto se suma la amenazante presencia de hombres armados que vigilan la zona, la cual, a decir de las propias autoridades federales está bajo el control de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, líder del Cártel de Sinaloa.
Pero el estado de deterioro de las propiedades, testigos mudos de múltiples episodios de violencia que provocaron el éxodo de habitantes de estos ejidos, contrasta con las condiciones de las brechas y caminos vecinales.
La reparación de las vías es permanente, según lo que se aprecia y ni las recientes lluvias afectaron los caminos que, de acuerdo a los vecinos, son utilizados para el trasiego de drogas, armas, tráfico ilegal de humanos y contrabando de mercancía diversa.
“Aquí vemos pasar la maquinaria todos los días, dicen algunos que es para construir la carretera que va a conectar Ojinaga, pero todos sabemos que esa es una verdad a medias”, dice un vecino de Praxedis G. Guerrero.
La realidad es que algunas de estas brechas son tan anchas y están en tan perfectas condiciones que pueden aterrizar aeronaves pequeñas. Un reporte emitido por la Secretaría de la Defensa Nacional a través de la Unidad de Transparencia mencionaba que en estas comunidades ya habían sido destruidas cuatro pistas clandestinas en el 2006, además, habían asegurado tanques con turbosina, localizados en predios abandonados.
Otra evidencia de la permanente presencia de estos grupos se observaron precisamente en el interior de una escuela primaria abandonada.
“Es un dia (sic) bueno para morir ATT La Rata”, cita una leyenda plasmada en pintura en aerosol de color negro sobre la pared de uno de los salones del plantel situado en el ejido Luis L. León.
Junto a la frase se observa el dibujo de un rostro humano con un cuchillo atravesado de lado a lado.
En otra de las aulas está inscrita sobre la palabra “Muert” (sic). En el lugar se localizaron elementos balísticos de grueso calibre, hieleras, trozos de madera quemada y prendas de vestir.
En este ejido, el más distante de Juárez, destaca el pequeño templo católico que luce unas paredes blancas que sostienen el deteriorado techo de madera.
Otros como El Cuervo, Banderas y Luis León, pertenecientes al municipio de Guadalupe, están deshabitados y las propiedades edificadas en adobe se observan totalmente deterioradas.
Algunas viviendas aún se encuentran amuebladas, hay ropa y hasta documentos personales de sus habitantes, parece que salieron de sus hogares prácticamente huyendo.
El Faro
Este es el único de los ejidos que conforman el Valle Bajo que se encuentra habitado. Sus pobladores enfrentan la peor de las miserias ante la falta de empleo y la distancia que existe para llegar a El Porvenir, municipio de Praxedis G. Guerrero y el pueblo más cercano.
Ahí los ejidatarios “bajan” para adquirir sus alimentos, recibir asistencia médica o los estudiantes acuden a la escuela secundaria.
En este ejido hay un rancho que de manera muy ocasional ocupa a los pocos vaqueros que quedan; si la temporada “es buena” las mujeres también son contratadas en la labor, mientras, los adultos mayores se quedan en las casas cuidando a los 14 niños que crecen en el pueblo.
“Quedamos como 20 familias, la mayoría somos familiares”, explica Guadalupe Franco, uno de los adultos mayores.
Cuestionado sobre la situación de su comunidad, refiere que años atrás esta zona era muy próspera.
“Antes había mucho trabajo y había dinero, pero como ya no siembra porque creo que quebró el rancho... tiene como 10 a 12 años que todo se fue para abajo”, recuerda.
Para algunos hombres la situación es menos difícil cuando logran conseguir un trabajo por un día o dos, entonces reciben en promedio 200 pesos que les permite comprar comida.
Otros subsisten con 800 pesos que reciben cada dos meses a través del programa federal "Oportunidades" y el programa "70 y Más" que destina una determinada cantidad de dinero mensual a los adultos mayores.
El problema es que no hay vehículos para dirigirse hasta El Porvenir y las personas tienen que caminar hasta dos horas para llegar por el cheque, comprar algo de mandado y pagar 150 pesos por el servicio de traslado.
Hay muchas mujeres solas en el pueblo y muchas mujeres mayores de edad, algunos adultos mayores están muy enfermos.
Los vecinos prefieren no hablar abiertamente de las actividades ilícitas que aquí realizan los integrantes de los grupos delictivos.
Pero no es necesario. A menos de un kilómetro del ejido se encuentra el Río Bravo completamente seco y sobre la arena se observan huellas de pisadas que se dirigen hacia Estados Unidos. Pertenecen a los aspirantes a ingresar de manera indocumentada.
Llegar al país vecino es relativamente fácil. Sólo se tiene que caminar y ya. No hay vigilancia ni de lado mexicano ni de lado americano. “Muchas familias aquí se cruzan para trabajar en los ranchos allá, pero pues si los llegan a agarrar les dan seis meses de cárcel”, explica Guadalupe Franco.
Para irse más allá de los ranchos es muy difícil, son hasta tres días de camino para llegar al pueblo más cercano y se corre mucho riesgo porque hay mucha serpiente, animales y otras cosas, agrega.
Sin embargo, confiesa que muchas veces, el cruce a Estados Unidos es la única opción para personas que como ellos enfrentan una crítica situación económica.

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