Espectaculos

Belleza sin límites

Agencias

2018-09-15

Roma– Chiara Bordi perdió parte de la pierna izquierda en un accidente de moto cuando tenía 13 años. Desde entonces lleva una prótesis que no la detiene. Y mañana, con 18 años recién cumplidos, desfilará en la final de Miss Italia, publicó El País.
Es la primera aspirante en hacerlo en este concurso de belleza y su ejemplo supone un cambio significativo en un mundo en el que a menudo reinan los estereotipos y los prejuicios.
Se presentó para ganar, es obvio, pero sobre todo tiene un objetivo en mente: derribar barreras, explica por teléfono desde Milán, donde participa en los ensayos para la final del certamen.
“Creo que he roto el hielo para personas que tienen problemas y que no se sienten capaces de mostrarse al mundo como son”, dice.
“Espero hacer ver a la gente que no tengo nada de diferente, soy una persona como todas. Aunque lo haga de modo distinto, soy capaz de bailar, desfilar y hago todo lo que hacen las demás. No me siento menos bella por la prótesis, la veo como una particularidad o como un accesorio más”.
Para el concurso también es una apuesta valiosa.
“Es una señal importante tanto para las mujeres como para el concepto de belleza que se amplía, una belleza que hoy no tiene límites. Después de abrir el concurso a la talla 44 y a las madres, se ha derribado una nueva barrera”, explica Patrizia Mirigliani, directora del certamen, que seleccionó personalmente a Chiara.
Tiene claro que su historia puede ser un ejemplo para muchas chicas que quieran participar. Y espera que su ejemplo sirva para concienciar y romper tabúes.
“Quiero decir al mayor número posible de personas que no se detengan frente a las dificultades y que no tengan miedo de mostrarse como son. Se necesita valor, pero una vez que uno mismo se acepta, es capaz de hacerse aceptar por los demás”.
Desde muy pequeña, Chiara aprendió a convertir el dolor en un punto de fuerza. Después del accidente, cuando un coche que circulaba en dirección contraria arrolló la moto en la que viajaba de copiloto, empezaron para ella nueve meses infernales en el hospital en los que tuvo que someterse a hasta tres amputaciones.
Cuando salió consiguió volver a caminar con esfuerzo y ganas de superación. Practica piragüismo, windsurf y toca la guitarra.
“Después de una tragedia, la vida no se interrumpe”, dice convencida.
La ayuda de su familia fue fundamental. Su hermana le enseñaba fotografías de modelos que desfilaban sin brazos o sin piernas.
“Me lo tomé de forma positiva, el proceso me ayudó a entender lo que me gustaba en la vida y a dar importancia a las cosas simples que antes daba por sentadas”, aclara.
Con 15 años hizo su primera sesión de fotos, y a partir de ahí empezó a participar en pequeños desfiles con la intención de desterrar la idea de que alguien con discapacidad no puede hacer nada.
“Me parecía el mejor modo de hacer ver a las personas que un accidente o una discapacidad no debe frenarte o impedirte hacer ciertas cosas”, dice.
Para ella es importante transmitir el concepto de renacimiento, de no detenerse ante las dificultades, de romper barreras que parecen insuperables.
“Son cosas que dan sentido a tu vida”, explica. “Si no hubiera perdido la pierna muchas de las cosas que he conseguido no las habría experimentado”.
Aunque el caso de Chiara, por el momento, es aislado, la meta es que la discapacidad se normalice también en el mundo de la moda y la belleza.
 

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