Espectaculos

Adiós a poeta juarense

Cynthia Camacho
El Diario

2018-02-04

No hay mejor forma para recordar a una persona fallecida, que sus acciones o la huella que dejó en las personas que le conocieron.

El sábado, partió para siempre el poeta, pintor y médico Armando Arenas, quien deja tras de sí una estela de tristeza entre la comunidad literaria fronteriza.

66 años tenía el poeta cuando su corazón dejó de latir después de haber legado al mundo una poesía que sus amigos y colegas describen como amorosa, romántica y como un canto a la amistad, características que coincidían con su forma de ser.

Nació en Ciudad Juárez en 1951, era médico general con estudios de psiquiatría y hasta el último de sus días atendía en su consultorio de la avenida 16 de Septiembre y Fierro.

Fue el autor de los poemarios ‘Niña que Caminas’ (1994) y ‘Días de Papel y Silencio’ (1998), por el que conoció a la actriz Susana Alexander, quien se declaró una gran admiradora de su obra. Su última publicación fue ‘Espiral en la Piel’ en 2012.

Fue director de Educación y Cultura del municipio en la década de 1990 y un incansable promotor de las artes durante su gestión. Como funcionario, enfrentó la falta de presupuesto y a pesar de ello realizó varios eventos culturales.

De acuerdo a testimonios de sus amigos, la trova era uno de sus géneros musicales favoritos y contaba con la amistad de personajes como Silvio Rodríguez. El trovador fue parte de la sexta edición del Festival Internacional Chihuahua en septiembre del 2010, y su presencia fue en gran medida, gracias a la intercesión de Arenas.

El poeta juarense y el trovador Carlos Díaz ‘Caíto’ sacaron a la luz un CD titulado ‘Encuentro Norte-Sur’, tomando como letras los poemas de los libros ‘Niña que Caminas’ y ‘Días de Papel y Silencio’.

En vida llevó su poesía a diferentes foros en España, Italia, Chile, Cuba, Uruguay y Estados Unidos.

 

Sus amigos lo recuerdan

Miguel Angel Chávez, poeta y escritor juarense conoció desde su juventud a Armando, y lo recuerda como una persona altruista, que durante y después de su gestión como funcionario de cultura, apoyó a varios artistas moral y económicamente.

“Era médico general y atendía a muchos de nosotros. Atendía a muchos pacientes de manera gratuita. El jueves pasado lo vi en su consultorio, cada dos meses iba a verlo. Era muy grato y una delicia platicar con él porque hablábamos de libros, de publicaciones recientes y de poesía”.

Chávez recuerda que sus pasiones eran la pintura y la literatura. Hacía dibujos a lápiz y en tinta china, entre los que predominaban retratos de mujeres, y de sus hijas.

Blas García Flores, de la Subdirección de Arte y Cultura de la UACJ, recuerda a Arenas como un hombre increíble, noble, amoroso, y transparente, que como director de Educación y Cultura hizo una gran labor en la década de los 90.

Por información que la familia del doctor Arenas dio a conocer a través de amigos cercanos, no habrá funeral. “Su voluntad era una misa con cenizas presentes”, y hasta el cierre de la presente edición no se daba a conocer la fecha, hora y lugar. 

 

Uno de sus poemas:

 

El silencio se desliza bajo la puerta,

Se introduce por la cerradura,

Desciende por las húmedas paredes.

Paredes blancas, interminables pasillos

Cambian su curso: derecha, izquierda,

Izquierda, derecha.

Pisos blancos, paredes blancas

Que cambian de piel y desprenden tu rostro.

Dibujos ocres, negros, desteñidos,

Paredes que me llaman,

Pasillos fríos.

Escucho sus voves que me hablan,

mis manos cubren mis oídos.

Preso estoy aún,

Confuso entre imágenes inciertas

Que se alejan sin responder a este llamado. 

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