Espectaculos

Invita a la reflexión

Rodolfo G. Zubieta / Agencia Reforma

2017-10-21

Ciudad de México.- El abuso sexual contra las mujeres es una problemática común en gran parte del mundo. Tal es el caso de Brasil, país natal de María Bopp, protagonista de ‘Llámame Bruna’, serie sobre una joven de 19 años que decide abandonar a su familia y dedicarse de lleno a la prostitución.
“El acoso, el abuso y la violencia sexual es algo muy común en Brasil, desafortunadamente. La mayoría de las mujeres han denunciado casos de acoso que se han vuelto en extremo públicos.
“Eso hizo que se creara un movimiento entre mujeres de todas las edades, que decía: ‘Si te metes con una, te metes con todas’. Es algo que no sólo pasa en Hollywood, sino en todo el mundo”, puntualizó Bopp.
La actriz, que antes trabajó como asistente de dirección en varias producciones fílmicas, reconoce que ha vivido este tipo de situaciones en carne propia, aunque siempre alejada de los sets.
“Me considero suertuda porque nunca me ha pasado en mi carrera. Sin embargo, cuando iba a la escuela sí me pasaron varias cosas desagradables.
“Es algo muy común en todo el mundo cuando eres mujer. Es con lo que tenemos que lidiar todos los días, en todas partes y en todos niveles”, consideró la brasileña, de 26 años, en entrevista telefónica.
Por eso le resulta complicado realizar las escenas de violencia física a las que su personaje se enfrenta en la serie, cuya segunda temporada se estrena este domingo, a las 21:15 horas, por FOX Premium.
“La segunda temporada me trajo muchos más retos, en específico ese tipo de escenas. Hacerlas son muy complicadas y sensibles para mí, y creo que para cualquier otra actriz”.
La violencia de género es un tema básico en ‘Llámame Bruna’, razón por la cual los críticos y el público la han arropado tan bien, pues no sólo busca entretener, sino también invitar a la reflexión.
Esto a través de la historia real de Raquel Pacheco, en cuyas experiencias se basa la serie, y la cual sirve para analizar a profundidad el tema de la prostitución, sin llegar a estigmatizarla ni juzgarla.
“Yo ya estaba consciente de la situación en Sudamérica y en Brasil. Entendía que existen dos caminos: aquellas chicas que eligen ser famosas y exitosas, y se vuelven prostitutas, y las que no tienen otra opción, que tienen hijos y viven en una situación complicada, que las orilla a dedicarse a eso”.

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