Fernando Aguilar
El Diario
Era el 4 de agosto de 1971 cuando un muchacho de 21 años que recién debutaba como cantante en el bar ‘Noa Noa’ estaba cerca de conocer la primera etapa de lo que hoy es una trayectoria consolidada. En esa época las personas lo conocían como Adán Luna y era el menor de los diez hijos procreados por Gabriel y Victoria.
Le gustaba cantar y sabía hacerlo bien, de modo que entró ese miércoles al estudio para grabar, por fin, las primeras canciones del disco con que planeaba entrar de lleno a la industria de la música hispana y de paso instaurarse ante el mundo como un ícono de esta frontera, donde encontró todo lo que necesitaba para convertirse en Juan Gabriel y dejar de hacerse llamar Adán.
En ese tiempo, Juan Gabriel era un muchacho de tez morena clara y cabello oscuro, que llevaba quebrado y de tamaño medio. Sus ojos eran de tamaño regular y tonalidad oscura, igual que sus cejas. Entonces era físicamente joven, igual que el título de ese disco con que inició la trayectoria que desde hace décadas le permite abarrotar los recintos donde se presenta y elevar los ánimos de toda una frontera.
El mural de Arturo Damásco habla de cómo fueron los primeros años de Juan Gabriel y por eso se basa precisamente en la portada del disco que ese 4 de agosto de 1971, el muchacho entraba a grabar al estudio: ‘El Alma Joven’.
Así era Juan Gabriel y así quedará su rostro para siempre en Ciudad Juárez, pues entre esa época y la actual han pasado 44 años en los calendarios, pero no en el antiguo Hotel Morán. Ese edificio de nueve pisos se erige sobre la avenida Juárez y todavía durante el transcurso de este día, el pintor juarense Arturo Damasco dibuja sobre su fachada el rostro del intérprete, evitando que transcurra el tiempo, por lo menos, en un pedazo de concreto de 400 metros.
Damasco lleva un mes coloreando una de las partes laterales del inmueble, desde las 9:00 de la mañana del 23 de febrero. Así trabaja todos los días durante ocho horas con más de 100 litros de pintura vinílica, desde una grúa que lo eleva para que sus manos alcancen a dibujar, hasta ahora, lo poco que falta del rostro y una parte de la oreja y el cabello del cantautor.
Los dos juarenses acordaron que la nueva imagen que viste al edificio Morán sería la que juntos eligieron de entre cuatro fotografías más. El muralista ayudó a Juan Gabriel a escogerla y éste la complementó con una frase, que, según el pintor, quedará integrada cuando se termine, probablemente, el jueves.
Con esa fecha límite en mente, Arturo reservó este viernes sólo para trabajar en pequeños detalles como líneas y sombras, un día antes de que ‘El Divo de Juárez’ se pare frente a su ilustración y devele la placa de inauguración a las 12:00 del mediodía.