Espectaculos

La vecindad está de luto

Pedro Diego Tzuc
Agencia Reforma

2014-11-28

Cancún— Roberto Gómez Bolaños, mejor conocido como ‘Chespirito’, falleció el viernes a los 85 años en su casa del fraccionamiento Isla Dorada, en Cancún, donde vivía retirado del espectáculo por problemas de salud.

El actor y productor murió alrededor de la 1:20 p.m. en su habitación; hasta el cierre de esta edición no se habían dado a conocer las causas del deceso.
Al momento de su muerte, en la vivienda estaban presentes su esposa, Florinda Meza, y trabajadores domésticos, informó un familiar del comediante.
“(Roberto) estaba en su casa, en paz, tranquilo. Florinda estaba a su lado. Fue inesperado. No sé los detalles. Ella está destrozada”, dijo vía telefónica Thomas Hurtado Morris, pariente político.
Otro allegado aseguró que se preveía trasladar el cuerpo a la Ciudad de México, de lo cual se encargaría la empresa Televisa.
De acuerdo con información extraoficial, hoy se prevé velar de manera privada los restos del actor en la sede de la televisora, en San Ángel, y mañana se realizará a las 11:00 de la mañana una misa masiva, de cuerpo presente, en el Estadio Azteca.
Otros familiares declararon que el comediante tenía problemas de salud, como diabetes y un enfisema pulmonar, y recibía tratamiento médico.
“Llevaba tiempo en casa descansando; tenía días buenos, días malos, pero llevaba tiempo de no ir a un hospital”, explicó una fuente, que pidió omitir su nombre.

Tenía planes para el sábado
Agregó que Chespirito mantenía deseos de vivir, pues apenas el miércoles platicaba y hacía planes para acudir este sábado a una comida en casa de una de las sobrinas de Florinda, radicada en Cancún.
Gómez Bolaños fue el creador de algunas de las series más populares de la historia de la televisión en América Latina como ‘El Chavo del Ocho’ y ‘El Chapulín Colorado’.
Marcó la infancia de generaciones de latinoamericanos con personajes populares, entre los que también destacan Chaparrón Bonaparte, El Chómpiras y El Doctor Chapatín.
El actor fue un astro en América Latina, Brasil y España, donde cautivó a millones de espectadores con su blanca comicidad.
Además de histrión, destacó como director, productor, escritor, guionista, compositor, dibujante y publicista.
Recibió el mote de Chespirito de un director de cine que tomó el diminutivo de la pronunciación en español de Shakespeare y lo bautizó así por su abundante producción como libretista y su baja estatura.

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