Espectaculos

En Jueves Santo como Úrsula Iguarán

Agencias

2014-04-17

Buenos Aires— A los 115 años o a los 122, Úrsula Iguarán murió un Jueves Santo. Antes de eso, había dado las últimas e inapelables instrucciones a todo miembro del clan Buendía que se había cruzado en su camino. Había sido la matriarca de Macondo, la compañera del primero de los José Arcadios. Había perdido la cuenta de su edad, ocupada en sostener a toda esa familia. Le había temido a un hijo con cola de chancho. Había sido el personaje más estoico de ‘Cien Años de Soledad’, la novela que, editada por primera vez en Buenos Aires en 1967, hizo explotar y exportar el boom latinoamericano.

A los 87 años, Gabriel García Márquez también murió un Jueves Santo. Vale la superstición para el autor de esa Úrsula tan inspirada en su abuela, Tranquilina Iguarán Cotes, y de esa novela, la abanderada del realismo mágico en el mundo. Esa novela que empieza con una frase que a tantos maestros de periodismo les ha solucionado la primera clase: “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”.

Ahí, dicen los que saben, está todo lo que tiene que estar en el arranque de una crónica: qué pasa, dónde pasa, cuándo pasa, a quién le pasa. Pirámide invertida, que le dicen. No importa si de ahí para abajo quedan 50 líneas o 350 páginas, como en la mítica edición de Sudamericana: la cabeza está resuelta.

X