Agencias
2014-04-17Distrito Federal— Gabriel García Márquez es uno de representantes más importantes del realismo mágico, género literario que expresa lo irreal y extraño como hechos comunes de todos los días.
A través de fragmentos de su obra, el Centro Virtual Cervantes da muestra de los hilos con los que el Nobel de Literatura tejió sus historias. Son las obsesiones con las que “recrea anécdotas familiares a las que se suman la historia, los relatos cosmogónicos, los cantos populares de su tierra”, se lee en el sitio.
El amor
Llegaron a conocerse tanto mientras se le soldaban los huesos de la mano, que él mismo se asombró de la fluidez con que ocurrió el amor cuando ella lo llevó a su cama de doncella una tarde de lluvias en que se quedaron solos en la casa”.
‘El Rastro de tu Sangre en la Nieve’ (1992)
La soledad
...el secreto de una buena vejez no es otra cosa que un pacto honrado con la soledad”.
‘Cien Años de Soledad’ (1967)
La irrealidad
...mi abuela me contaba de niño la leyenda de una marquesita de doce años cuya cabellera le arrastraba como una cola de novia, que había muerto del mal de rabia por el mordisco de un perro, y era venerada en los pueblos del Caribe por sus muchos milagros. La idea de que esa tumba pudiera ser la suya fue mi noticia de aquel día, y el origen de este libro”.
‘Del Amor y otros Demonios’ (1994)
La muerte
Aquella mañana, sin embargo, se sentía a salvo de toda vanidad. Los años de la gloria y el poder habían quedado atrás sin remedio, y ahora sólo permanecían los de la muerte (...) mientras leía el periódico en la terraza, el presidente dio un salto de asombro “¡Ah, caray! —dijo—. ¡He muerto en Estoril!” Su esposa, levitando en el sopor, se espantó con la noticia. Eran seis líneas (...) y ahora decía que había muerto en Estoril de Lisboa, balneario y guarida de la decadencia europea, donde nunca había estado, y tal vez el único lugar del mundo donde no hubiera querido morir”.
‘Buen Viaje, Señor Presidente’ (1992)
El honor y la venganza
Ángela Vicario, la hermosa muchacha que se había casado el día anterior, había sido devuelta a la casa de sus padres, porque el esposo encontró que no era virgen (...) “Pero por más que volteaban el cuento al derecho y al revés, nadie podía explicarme cómo fue que el pobre Santiago Nasar terminó comprometido en semejante enredo”. Lo único que sabían con seguridad era que los hermanos de Ángela Vicario lo estaban esperando para matarlo”.
‘Crónica de una Muerte Anunciada’ (1987)
El tiempo
En aquella época todo el mundo era joven. Pero había algo peor: a pesar de nuestra juventud inverosímil, siempre encontrábamos a otros que eran más jóvenes que nosotros, y eso nos causaba una sensación de peligro y una urgencia de terminar las cosas que no nos dejaba disfrutar con calma de nuestra bien ganada juventud. Las generaciones se empujaban unas a otras, sobre todo entre los poetas y los criminales, y apenas si había uno acabado de hacer algo cuando ya se perfilaba alguien para hacerlo mejor. A veces me encuentro por casualidad con alguna fotografía de aquellos tiempos y no puedo reprimir un estremecimiento de lástima, porque no me parece que en realidad los retratados fuéramos nosotros, sino que fuéramos los hijos de nosotros mismos”.
‘Notas de Prensa, 1980-1984’ (1991)
La historia
Cuando Neil Armstrong desembarcó en la superficie lunar, hace ahora once años, el animador de la televisión exclamó emocionado: “Por primera vez en la historia, el hombre ha puesto un pie en la Luna”. Un niño que estaba con nosotros, y que había seguido con ansiedad los pormenores del desembarco, gritó sorprendido: —¿Pero es la primera vez? ¡Qué tontería!”.
‘Notas de Prensa, 1980-1984’ (1991)
La pasión
Aun en las pausas del amor permanecían desnudos con las ventanas abiertas (...) Cuando los padres de Nena Daconte regresaron a la casa, ellos habían progresado tanto en el amor que ya no les alcanzaba el mundo para otra cosa, y lo hacían a cualquier hora y en cualquier parte, tratando de inventarlo otra vez cada vez que lo hacían...”.
‘El Rastro de tu Sangre en la Nieve’ (1992)
Humor e ironía
Los viejos compañeros de parranda de Aureliano Segundo pusieron sobre su caja una corona que tenía una cinta morada con un letrero: Apártense vacas que la vida es corta.Fernanda se indignó tanto con la irreverencia que mandó tirar la corona a la basura. En el tumulto de última hora, los borrachitos tristes que los sacaron de la casa confundieron los ataúdes y los enterraron en tumbas equivocadas”.
‘Cien Años de Soledad’ (1967)
El poder
...aprendió a vivir con esas y otras miserias de la gloria a medida que descubría en el transcurso de sus años incontables que la mentira es más cómoda que la duda, más útil que el amor, más perdurable que la verdad, había llegado sin asombro a la ficción de ignominia de manda sin poder, de ser exaltado sin gloria y de ser obedecido sin autoridad...”.
‘El Otoño del Patriarca’ (1999)