The New York Times
2018-07-05
Washington— A pesar de que la comunidad empresarial acepta la postura de Trump a favor de los negocios, en varios casos las propias industrias que prometió ayudar dicen que las propuestas del presidente las afectarán. Dichas industrias están advirtiendo que las políticas diseñadas a efecto de beneficiar a un grupo perjudicarán los negocios de alguien más de maneras que debieron haber previsto quienes diseñan las políticas.
“A mí me gustaría decirle al presidente, ‘nos está complicando nuestro mercado’”, dijo Kevin Scott, secretario de la Asociación Estadounidense de Soya. La idea de cambiar el TLC, dijo, “a los agricultores nos da muchas agruras”.
Al mismo tiempo, señaló Scott, la amenaza de represalias chinas con aranceles a la soya estadounidense ya está teniendo un efecto negativo en los precios que ven los agricultores.
Hace unos días, Canadá impuso sus propios aranceles contra Estados Unidos. Y el viernes, General Motors advirtió que podría ser contraproducente la amenaza de Trump de aranceles en los automóviles importados.
Richard Newell, presidente de la organización apartidista recursos para el Futuro, describió el enfoque general de la administración como una “política superficial” que sugiere falta de valoración sobre la complejidad del comercio mundial.
Como mínimo, opinan expertos, lo impredecible de muchas de las propuestas de Trump —la falta de claridad en torno a cuándo o cómo pueda negociarse el TLC; el riesgo de litigio por dar marcha atrás en las reglas de contaminación vehicular; los medios con los que otros países podrían tomar represalias contra los aranceles de Trump— genera confusión a lo ancho de la economía estadounidense, dificultando a las empresas planear a futuro.
“Esto crea un caos para los agricultores y empresas estadounidenses con las inversiones que tienen que hacer”, dijo Matthew Slaughter, profesor de negocios internacionales en Darthmouth College. “Crea amplia incertidumbre para estas industrias”.
Las automotrices, por ejemplo, habían deseado suavizar las reglas sobre emisiones. Sin embargo, las propuestas de Trump van más allá de lo que se esperaba, y ahora las automotrices dicen que podrían dar pie a años de batallas legales y quizá inclusive someter a la industria a mayores regulaciones si los gobiernos estatales empiezan a implementar sus propias reglas. Temen asimismo que las recientes amenazas de Trump de imponer aranceles a las importaciones de automóviles europeos desencadenen una guerra comercial, elevando los precios de todos los vehículos.
El Presidente ha prometido en repetidas ocasiones proteger a los productores de metales. Pero no todos ellos están de acuerdo con su estrategia.
“Estamos decepcionados con los extensos aranceles sobre las importaciones de aluminio en Estados Unidos”, dijo Marco Palmieri, presidente de Novelis North America, un fabricante de aluminio. “Los aranceles tienen el desafortunado potencial de aumentar los costos para el consumidor”.
@