Agencia Reforma
2018-04-16
Ciudad de México– Este poema habla de los Alpes italianos, específicamente de una carretera con 24 kilómetros, 48 curvas cerradas y a 2 mil 760 metros sobre el nivel del mar. Y tiene una sola palabra: Stelvio.
Ése es el nombre elegido por Alfa Romeo para nombrar a la primera SUV de su historia, que llega con una silueta abultada, parrilla triangular y alargados faros LED.
Sí, sus rasgos son similares a los del sedán Giulia, pero nunca antes los había visto con estas dimensiones. La Stelvio mide 4.68 metros de largo, 1.90 de ancho, tiene una cajuela de 525 litros y la altura suficiente para sortear caminos de terracería. Es imponente, es elegante pero, sobre todo, es una oda de ingeniería.
Para empezar, está su ligereza, que se logró al combinar una transmisión de fibra de carbono con el uso de aluminio en el capo, las puertas y la suspensión.
También, se encuentra el sistema Q4, el cual permite que la camioneta se comporte con la agilidad de un vehículo de tracción trasera, y que, al prever la pérdida de adherencia en las llantas, distribuye la tracción en el eje frontal para mantener un manejo estable y afianzado en el camino.
Y luego está la melodía, ésa que se produce al activar el modo Dynamic y hundir el pie en el acelerador. Se percibe una patada de potencia y un ronrroneo grave, pero no estruendoso, invade el habitáculo. La genética de esta SUV, entonces, se hace evidente.
En el interior, se encuentra una pantalla de 8.8 pulgadas, compatible con Android Auto y Apple CarPlay, sistema de sonido Harman Kardon y tapicería de cuero en los asientos y el volante. Todo es sofisticación ahí.