Associated Press
2018-02-04
Washington– Cuando Jerome Powell rinda juramento hoy como el nuevo presidente de la Reserva Federal (Fed), el orgullo del momento podría verse afectado por el mismo Powell al reconocer los riesgos que se avecinan, luego que una feroz liquidación en Wall Street el viernes —con acciones decayendo y bonos de rendimiento a la alza tras el reporte laboral de Estados Unidos en enero sugiriera una mayor inflación a futuro— resultará ser un duro recordatorio de las dificultades que la Reserva Federal de Powell enfrentará.
En su audiencia de confirmación ante el Senado, Powell enfatizó su intención de seguir manejando con cautela los repuntes en las tasas de intereses que su predecesora, Janet Yellen, mantuvo por cuatro años como presidenta de la Reserva federal.
Yellen tuvo la habilidad de supervisar una política gradual en torno a las tasas de intereses debido a que la inflación no representaba peligro alguno: se mantuvo por debajo de la meta anual del dos por ciento de la Reserva Federal durante el tiempo que ella estuvo al frente de la dependencia.
La era de Powell podría ser completamente distinta. El mercado laboral se encuentra aún más constreñido. Los salarios están a la alza. La deuda federal muy probablemente se elevará. Y los recortes fiscales podrían acelerar el crecimiento.
Todo esto parece propiciar las condiciones para impulsar la inflación, lo cual amedrentó a los inversionistas el viernes. La pregunta principal es ¿por cuánto? Por varias semanas los inversionistas han estado exigiendo bonos de rendimiento mucho más altos.