Economia

Desarrolla Rodadora el talento del futuro

Martín Coronado
El Diario

2017-12-10

Jaseb, de 11 años, acaba de armar a Milo, un robot hecho con bloques y piezas de Lego. Su cara se ilumina cuando, al presionar una tecla en la computadora, el aparato hecho de plástico se mueve, obedeciendo lo que él mismo programó.
Jaseb quería ser médico. Ahora en su cabeza quedó sembrada la idea de poder fabricar robots que curen o que ayuden a las personas a recuperar su salud.
Con un taller de robótica de Lego, el Museo Interactivo La Rodadora ha empezado a sembrar en los niños la inquietud por una de las ramas de estudio más urgentes para una ciudad industrial como ésta: La robótica.
Karen Álamo Castro, directora ejecutiva del museo, dijo que gracias al patrocinio de varias empresas se lograron traer varias exhibiciones de Lego y entre ellas destaca la de robótica.
Indicó que este taller está concebido para desarrollar el talento que la ciudad necesita, pues se trabaja con los niños para que vean que son capaces de armar, diseñar y programar robots.
Javier Acosta Castañeda, director de Mechatronics, una firma especializada en automatización y robotización, explicó que el rumbo que está tomando la industria está enfocado principalmente en los robots.
Dijo que si Juárez no acelera el paso hacia el desarrollo de personal capaz de diseñar, programar, mantener y montar estos aparatos, se pone en riesgo el desarrollo económico actual de Juárez, que es la industria.
Álamo Castro explicó que la gran necesidad que tiene la economía local de generar este tipo de talento, es lo que alentó al museo a hacer todo lo posible por traer estos talleres.
Añadió que gracias a que el museo es privado, se tiene la oportunidad de cambiar la museografía y adaptarla a las necesidades de la sociedad.
“Estamos en un proceso de cambio, cuando empezamos nos enfocamos mucho en lo social, así nació La Rodadora, pero ahora, que hemos estado avanzando, queremos adaptarnos a lo que la ciudad y la sociedad necesita, por eso ahora estamos más enfocados en las ciencias, y no sólo la robótica, sino en otras ramas como la biología”, indicó la directora.
Los talleres se imparten los fines de semana para los visitantes del museo y también hay un programa especial diseñado para escuelas.
En los fines de semana, desde la taquilla se ofrece la actividad de robótica como una opción, con ciertas condiciones de edades y horarios.
Los niños de diferentes edades enfrentan retos distintos que van desde el ensamblado de un robot simple y su programación, hasta cuestiones más complicadas que incluyen automatización, detección de objetos y sorteo de obstáculos.
En todo momento los participantes son orientados por un guía, que además de enseñarles cómo se arman y programan los robots, conecta a los niños con las posibilidades que la robótica tiene en su futura vida profesional.
El programa va más allá, pues un taller fijo sacará talento que competirá a nivel internacional en el concurso que cada año realiza Lego.
Álamo Castro indicó que este taller ofrece ese primer contacto que difícilmente los niños podrían tener de otra forma.
Indicó que el taller los “engancha” y quienes tienen posibilidades buscan otras opciones en la ciudad para seguir desarrollando habilidades en esa rama.
Denisse tiene 10 años y quiere ser policía. Pero pasar por el taller de Lego le abrió las perspectivas. Dice que armar y programar a Milo le tomó apenas 10 minutos y que sí le gustaría dedicarse a algo relacionado con su nueva afición.
Además de los talleres de armado y programación de robots, La Rodadora incluyó la exhibición de Lego Soft para niños de 2 a 6 años.
Se trata de un área con bloques de un material muy suave que no representa peligro. En este taller un guía los orienta para que ensamblen desde casas hasta edificios con bloques de unas 12 pulgadas (30.48 centímetros) de largo por 6 pulgadas (15.24 centímetros) de alto y 6 se ancho. En esta sala, explica los niños aprenden a construir y quedan listos para el siguiente paso, que es la robótica.

mcoronado@redaccion.diario.com.mx

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