Associated Press
2017-09-10
San Francisco— El guardia Eric Leon observa al robot de seguridad K5 de Knightscope mientras se desliza por los pasillos del centro comercial, atrayendo a los visitantes con sus luces parpadeantes, azules y blancas. El autómata graba video y activa alertas sonoras. De acuerdo con su fabricante, previene problemas simplemente haciendo ese tipo de patrullaje.
Leon, el guardia humano, siente que ese robot un día le quitará su puesto. “No se queja”, dice Leon. “Es callado. No descansa para almorzar. Comienza exactamente a las 10”.
Incluso en el corazón tecnológico que se extiende desde Silicon Valley a San Francisco, un robot puede cautivar a los transeúntes, pero el K5 es apenas uno de una creciente gama de novedades autómatas en una región en la que puedes comerte una pizza entregada por un robot y beber cervezas en un bar servidas por otro. Semanas atrás, el diario San Francisco Chronicle publicó una guía de turismo tecnológico para más de una decena de lugares en los que los visitantes pueden observar robots en acción.
Sin embargo, San Francisco también es el sitio donde los trabajadores fueron los primeros en recibir licencia médica obligatoria y licencia por paternidad a paga completa. Los votantes aprobaron en 2014 un salario mínimo de 15 dólares por hora, un requerimiento que el gobernador de California Jerry Brown promulgó para todo el estado en 2016.
Una funcionaria está promoviendo un impuesto en el estado para las empresas que usen robots que automatizan tareas y cuestan empleos. Es demasiado pronto para saber si esa gestión va a triunfar, especialmente en jurisdicciones menos progresistas, pero apunta a tensiones que pueden aflorar cuando la gente adopta tanto la innovación tecnológica como una fuerte conciencia social.
Esas fricciones parecen destinadas a aumentar a medida en que la automatización se incrementa en los sitios de trabajo. Un supervisor municipal, Norman Yee, propuso prohibir el tránsito por la ciudad de robots que entregan comida, argumentando que las aceras deben ser solamente para personas.
“A mí me gusta la gente”, dice Yee, “así que me inclino en favor de cosas que son beneficiosas y seguras para la gente”.
Jane Kim, la supervisora municipal que propuso el impuesto a los robots, dice que es importante saber cómo las personas se van a ganar la vida en momentos en que se pierden más empleos en el país a causa de la automatización. Después de hablar con los expertos en el tema, decidió lanzar una campaña en todo el estado con esperanzas de llevar ideas a la legislatura o directamente a los votantes.
“Realmente creo que la automatización va a ser uno de los mayores temas en relación con la desigualdad de ingresos”, dijo. Añadió que tiene sentido que la ciudad que está a la vanguardia de la tecnología tome la iniciativa para lidiar con los problemas que genera.
“No es una cosa inherentemente mala, pero va a concentrar la riqueza y va a crear mayor desigualdad si no nos preparamos desde ahora”, dijo.
Esa idea es algo “prepóstero”, opina William Santana Li, director general de Knightscope, el fabricante de robots de seguridad K5 que monitorea el centro comercial Westfield Valley Fair, en San José.
La rama privada de seguridad, dice Santana Li, sufre de pagas bajas y un cambio constante de personal. En su opinión, tener robots para lidiar con tareas simples permite a los guardias humanos asumir mayores responsabilidades –como manejar un pelotón de robots K5– y muy probablemente ganar más dinero.
Li admite que esos empleos requerirían más entrenamiento y conocimientos tecnológicos, pero dice que al final la gente se va a beneficiar. Además, dice, es un error pensar que la intención es que los robots ocupen empleos de personas.
“Estamos trabajando ahora en 160 contratos y puedo nombrar quizás dos en los que se está hablando de eliminar puestos humanos específicos”.
La cuestión de cómo –y cuán pronto– los trabajadores van a ser desplazados por la automatización genera debates fieros, suficiente para preocupar a Bill Gates, que en una entrevista este año propuso un impuesto sobre robots como forma de morar la automatización y dar a las personas tiempo para prepararse. El fundador de Microsoft no ha hablado púbicamente sobre el asunto desde entonces.
(Janie Har / Associated Press)